En riesgo, patrimonio sacro nacional. México ocupa el primer lugar en el robo de arte sacro, de acuerdo con el Centro Católico Multimedia. Cada semana 26 iglesias católicas en el país son hurtadas. En los últimos diez años, se han registrado al menos 200 denuncias por este crimen.
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De acuerdo con la Interpol, los principales responsables son miembros del crimen organizado, que obtienen jugosas ganancias por el comercio ilegal de estas piezas: aproximadamente seis mil millones de dólares.
Según estadísticas de la Conferencia del Episcopado Mexicano y de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, este tipo de hurto aumentó 600% en la primera década del siglo XXI.
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Entre el 2001 y el 2010 fueron robadas más de 400 obras de la época virreinal, que podrían alcanzar precios de entre 35 mil y 150 mil pesos.
Puebla es el estado con más incidencia de este delito, seguido de Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, San Luis Potosí, Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Morelos y Jalisco.
Entre los artículos más robados están imágenes y representaciones de la Virgen de Guadalupe, pinturas, esculturas, coronas, sagrarios, crucifijos, candelabros, incensarios, campanas o cálices.
De acuerdo con los especialistas, cada una de las 19 mil iglesias de México debería tener un inventario para proteger sus piezas históricas; sin embargo, este no existe.
El padre José de Jesús Aguilar, director de Arte Sacro de la Arquidiócesis Primada de México, señaló que en México hay más de cuatro siglos de producción de arte sacro en los templos, y este es parte del proceso de desarrollo de la historia del arte; sin embargo, no hay una evaluación nacional de lo que hay en las iglesias ni sus estados de conservación.
En riesgo, patrimonio sacro nacional; hay vacíos en la ley al respecto
Aguilar señaló que, además, existe un vacío legal en la protección de este tipo de objetos.
De acuerdo con él, el robo no es el único peligro para el arte sacro, también se encuentran la falta de restauración y la falta de atención a monumentos dañados, como las iglesias que fueron dañadas por el terremoto del 19S.
"Son leyes muy generales que tienen una pena muy pequeña y que lamentablemente no ayudan al cuidado de la obra. Cuando estuve en la Catedral de México como sacristán mayor entró una mujer con un hacha y destrozó una imagen patrimonio, se detuvo a la mujer, se denunció y al poco tiempo se liberó porque no había una ley que sustentara el delito", narró.
Con información de El Sol de México.

