A mes y medio de haber sido investida como encargada de la agenda de conflictos con México, sin haber visitado la frontera México-EU y luego de haber llevado a la renuncia de la exembajadora Roberta Jacobson como responsable de la frontera en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, la vicepresidenta Kamala Harris tuvo el viernes un encuentro vía Internet con el Presidente de México y es la hora en que nadie ha entendido las razones ni los resultados.
A pesar de haber sido fiscal de California y senadora con acceso a información privilegiada, Harris careció de una capacitación estratégica sobre México y los problemas bilaterales. En su breve aparición pública leyó un texto que tenía sobre su escritorio ÔÇôni siquiera en telepromterÔÇö y repitió lo que le había dicho en marzo el presidente Biden al presidente López Obrador.
Ciertamente, la diplomacia y las relaciones de seguridad exigen discreción en las negociaciones entre gobernantes, pero ese encuentro requería de cuando menos algunas líneas estratégicas. A lo mejor por ser su estilo político de reiteración, pero el Presidente mexicano repitió la referencia a la lejanía de México de Dios y su cercanía a EU, lo que provocó una risa expresiva de Harris.
México ya se percató que Biden carece de capacidad de fuerza de Gobierno y que en todo caso los problemas van a estallar por la dinámica propia de las agencias civiles y militares de inteligencia y seguridad nacional. La militarización de la política exterior de la Casa Blanca con un general como secretario de Defensa y ya no la intermediación civil ha operado en la periferia de la diplomacia. La DEA tiene un operativo en diez ciudades mexicanas contra el Cártel Jalisco y el Cártel del Chapo sin haber pasado por el registro oficial.
Al final, México no debe preocuparse por Biden o Harris, sino por la estructura de inteligencia y seguridad nacional militar y civil de EU.
Zona Zero
- La propuesta real de la Casa Blanca en materia de Migración es casi igual a la de Trump, aunque menos estridente: que México contenga con su Guardia Nacional a las caravanas, que siga siendo tercer país seguro y que endurezca la vigilancia para que los migrantes ilegales no crucen la frontera estadounidense. Los errores estratégicos de Biden están retrasando el apoyo republicano a la iniciativa de regularización migratoria.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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