En Iztapalapa, la alcaldía más poblada de la CDMX (con 1.8 millones de habitantes, muchos en pobreza), la pandemia fue tan severa que pudo haber minado el interés en los comicios del próximo domingo.
Pero Édgar, acostumbrado a la adversidad, mantiene su fe en el voto. Para él y algunos de sus vecinos, el Covid-19 y su estela de muerte no fueron más que otro azar del destino.
Votar entre el Covid-19 y la marginación
“El Covid es el destino, no podemos manejarlo”, justifica Édgar Alonso, quien tiene un pequeño negocio de electrónica en un mercado. Con la necesidad a cuestas, su imperativo siempre ha sido sobrevivir.
“Tenemos que salir a vivir y si nos toca la desdicha de enfermarnos (de Covid-19) -como me enfermé-, pues aquí estamos”, añade junto a Jazmín Pille, candidata del PRI a diputada, quien recorre el lugar en busca de votantes.
Alonso no pierde la esperanza de que su voto ayude a cambiar la realidad. “Si nos quedamos cruzados de brazos, va a seguir siendo lo mismo toda la vida y (ÔǪ) lo que queremos es un cambio verdadero”. No todos comparten su optimismo en esta alcaldía, donde el virus ha matado a seis mil 560 personas.
Alejandra Gómez, maestra de kinder, recuerda mortificada cuando uno de sus hijos enfermó y se pregunta cuánta gente “se fue” por no encontrar un tanque de oxígeno.
“¿A qué vamos a ir a las votaciones? ¿A estar ahí como muéganos (aglomerados)?”, cuestiona Gómez.
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“Trabajamos o morimos”
Aunque las restricciones paralizaron la actividad económica durante meses, Iztapalapa no detuvo su ritmo incesante, al que se sumó la campaña electoral.
“La gente no tenía otra opción que salir a trabajar, porque nos comentan: ÔÇÿo nos moríamos de la pandemia o moríamos de hambreÔÇÖ”, refiere la candidata Pille.
Está por verse cómo la pandemia afectará la participación en los comicios intermedios, a los que en promedio acuden 51% de los votantes, frente a 65% de las presidenciales, según cifras oficiales.
Detrás de la pandemia se esconde la realidad de un país donde la mitad de la población vive en pobreza y se dedica a solventar sus penurias.
La pobreza habría aumentado hasta en 9.8 millones de personas por la crisis sanitaria, estimó en febrero el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
“No nos han apoyado nada, cerraron muchos negocios, mucha gente se quedó sin trabajo”, lamenta Arturo Reyes, carnicero de 54 años, quien dijo que votará por el PRI.
Contraste
“Si nos quedamos cruzados de brazos, va a seguir siendo lo mismo toda la vida y lo que queremos es un cambio verdadero”
Édgar Alonso
Dueño de un pequeño negocio de electrónica
“¿A qué vamos a ir a las votaciones? ¿A estar ahí como muéganos?”
Alejandra Gómez
Maestra de kinder