Kantunilkín, 3 Septiembre .- La tala furtiva y los incendios forestales han contribuido a extinguir la producción de chicle en el municipio de Lázaro Cárdenas, además de que las personas que se dedican a esta actividad son ya adultos mayores, dijo Ceferino Cocom Ucan.
Uno de los últimos productores de chicle en este municipio del norte, a sus 68 años de edad, lamentó que el desinterés de los campesinos jóvenes en esta actividad la
tenga al borde de la desaparición en esta demarcación.
Oriundo de la población de San ángel en donde vive, lamentó que otro de los factores que contribuyeron a que la producción se extinga fue la tala inmoderada del
árbol de chicozapote ya que, al ser madera dura, tiene un alto valor comercial para la edificación de palapas rusticas específicamente en Holbox en donde tiene
mucha demanda por la actividad turística.
“Solo quedan recuerdos de cómo se realizaba esta actividad ya que, anteriormente, había campamentos chicleros, pasábamos semanas en el monte para elaborar el chicle, cuando llegamos era para comercializar las barras del chicle.
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“Teníamos dinero, pero ahora, la mano del hombre, los incendios forestales y los huracanes están acabando con la principal materia prima que es el árbol de chicozapote”, deploró.
Insistió en que la mejor época del llamado oro blanco, como le conocían a la producción del chicle está en decadencia y resulta muy difícil reactivarla, ya que los
árboles son escasos al igual que los productores.
“Es más fácil cortar un árbol de chicozapote de hasta 20 o 30 metros de altura para vender en Holbox, en lugar de conservarlo para la producción del chicle ya que
no daña al medio ambiente y, cada temporada da frutos de zapote para alimentar a los animales silvestres”, evidenció.