Como se esperaba, el partido del presidente ruso Vladimir Putin salió triunfante en las pasadas elecciones parlamentarias.
Tal como se preveía, la oposición y la comunidad internacional denunció fraudes y ciberataquesÔǪ pero quizás lo que no se daba por sentado era la merma en la diferencia de la votación, una pequeña victoria para la disidencia.
Como se esperaba, el partido del presidente ruso Vladimir Putin salió triunfante en las pasadas elecciones, pero con merma en la votación
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Y es que los resultados arrojaron un descenso en las preferencias para el partido del mandatario, que en esta ocasión se hizo con 49% de los votos, en comparación con el 54% que obtuvo en 2016. En las calles, se considera que esta caída en la preferencia de los votantes es consecuencia de las condiciones -de represión y hostigamiento- bajo las que se desempeña el actual régimen, además del déficit que se ha visto en la calidad de vida durante los últimos años.
En tanto, el principal competidor del oficialismo, el Partido Comunista, obtuvo en esta jornada 19% de las boletas, mientras que hace cinco años alcanzó el 13%, un aumento del 25 por ciento en el deseo electoral.
Como era de esperarse, la Presidencia rusa celebró “la transparencia y honradez” de las elecciones legislativas, ganadas por el partido en el poder, Rusia UnidaÔǪ al tiempo que la Unión Europea denunciaba irregularidades en el proceso.
La oposición interna -con su principal actor, Alexéi Navalni, encarcelado-, mayoritariamente excluida de estas votaciones, denunció fraudes masivos.
El bloque denunció un clima de intimidación que tuvo lugar en el periodo previo a la jornada.
Londres, por ejemplo, deploró un “grave retroceso de las libertades democráticas”, mientras que EU condenó que se haya “impedido a los rusos ejercer sus derechos civiles y políticos”, esto por las acciones contra Navalni.
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