Estados Unidos.- El ajedrez que juega el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su gabinete de seguridad, implicó varios movimientos desde hace un mes, con la mira puesta en el problema de la migración.
La Secretaría de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, defensora de primera línea de la política migratoria del Gobierno, dejó el cargo el 7 de abril pasado. Ella se incorporó a la administración en 2017, como asistente del entonces secretario, John Kelly. Luego que éste último se fue a la Casa Blanca como jefe de gabinete, pasó un par de meses para quedarse al frente, donde se convirtió en el rostro del combate a los migrantes, incluida la práctica de separar a los menores de sus padres.
El Servicio Secreto, ícono de la seguridad y protección del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue parte de la limpia en el liderazgo del Departamento de Seguridad Interna.
Trump destituyó al general retirado, Randolph Alles, como director de la más antigua agencia policial federal, fundada en 1865 para prevenir y combatir la falsificación de dinero, que evolucionó hasta convertirse en ícono mundial de la seguridad presidencial y protección a la infraestructura estratégica del país en las áreas cibernética, bancaria y financiera.
Trump seleccionó a James M. Murray, miembro de carrera del Servicio, para asumir el cargo de director a partir de mayo. Él es originario de Nueva Jersey, y fue el responsable de actividades de vigilancia secreta en el distrito de Atlantic City, famosa por los casinos y lujosos hoteles y centros de entretenimiento.
En el lugar de Nielsen quedó Kevin McAleenan, antes comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de EU, y quien es un remanente de la administración de Obama.
Con McAleenan buscaba Trump endurecer la vigilancia en la frontera, y es que según el Departamento de Seguridad Nacional, el número de detenciones en el límite sur se disparó en marzo pasado a casi 100 mil arrestos, en comparación con los 58 mil de enero.
Los orígenes del SS
El Servicio Secreto fue creado el 5 de julio de 1865 bajo la gestión del Presidente Abraham Lincoln, debido a que la falsificación de moneda en todo el país cobraba niveles alarmantes, pues un tercio del dinero circulante era falso, y la falta de jurisdicción de otras corporaciones dificultaba el combate contra ese crimen.
Con asesoría de Allan Pinkerton, detective y espía escocés-americano, se creó la División del Servicio Secreto, que tuvo como primer director a William Patrick Wood, quien se dedicó a investigar secretamente desde asaltos bancarios, apuestas ilegales y falsificación de billetes.
Tras el asesinato del vigésimo quinto presidente de Estados Unidos, William Mckinley, en 1901, el Congreso confirió al Servicio Secreto la Protección Presidencial, que lo llevó a convertirse en la primera agencia de inteligencia y contrainteligencia estadounidense, posteriormente con apoyo del FBI (Federal Bureau of Investigation), que fue creado en 1908.
Desde entonces, una fuerte escolta acompaña a presidentes de esta superpotencia a viajes nacionales y al extranjero, preparados para todo lo que pueda ocurrir.
Protección presidencial
Cada vez que el Presidente de Estados Unidos sale de la Casa Blanca, en giras al interior del país o eventos en el extranjero, le acompaña una gigantesca fuerza protectora, que garantiza -las 24 horas- la seguridad y protección del hombre más poderoso del mundo.
Para evitar identificar al Presidente, el Servicio Secreto bautiza con nombres clave a la comitiva. Al Presidente se refieren como POTUS, que son la abreviatura de President Of The United States, a la Primera Dama FLOTUS que es a abreviatura de First Lady of the US, etc.
Esa fuerza se transporta en cuando menos siete aviones que llevan los helicópteros, limusinas presidenciales, unidades blindadas y equipadas con avanzadas armas y vehículos para la Primera Dama, asesores, periodistas, diplomáticos, de una caravana de entre 45 y 50 vehículos, encabezada por el mandatario, así como equipos de comunicación y armamento.
Los viajes al extranjero son planificados con tres meses de anticipación para analizar y coordinar aspectos de seguridad y logística como reuniones con corporaciones policiacas federales, estatales y locales, despejar o restringir zonas del aeropuerto y espacio aéreo a la llegada o despegue del Presidente, requerir y coordinar cubiertas de motocicletas que lo escolten para despejar calles y avenidas, o identificar y ubicar hospitales con capacidad de hacer las más delicadas operaciones, en caso de emergencia, entre otras tareas para identificar y anular posibles amenazas.
De esa forma, a la llegada del Presidente de Estados Unidos a su destino, ya está despejado el tráfico aéreo y aeropuerto, así como el tránsito a lo largo de la ruta que recorrerá por calles y avenidas, con francotiradores estratégicamente ubicados en azoteas.
Al llegar al hotel seleccionado por el Servicio Secreto, -no la Casa Blanca-, también está despejado el entorno, cerrados los accesos, controlados los elevadores y pisos en que estará el mandatario, donde un día antes los agentes especiales a cargo de la protección evaluaron amenazas, colocaron plástico a prueba de balas en los cristales, revisaron minuciosamente habitaciones e instalaciones donde estará el Presidente para evitar que haya micrófonos o explosivos, reemplazando las televisiones y aparatos electrónicos por otros que llevan ex profeso y luego de analizar a empleados que puedan tener antecedentes penales, en cuyo caso piden que no asistan a trabajar.
Generalmente se seleccionan hoteles que no estén a más de 10 minutos de un hospital con capacidad de atender cualquier tipo de emergencia, en el que también “siembran” agentes listos para actuar en caso necesario.
Esa fuerza invisible que acompaña al mandatario se transporta en cuando menos siete aviones de avanzada, cargados de vehículos blindados con llantas a prueba de balas y fuego, limusinas, vehículos para movilizar a la Primera Dama, diplomáticos o invitados especiales y los helicópteros presidenciales, equipos de comunicación y armamento, televisiones, teléfonos y aparatos con los que reemplazan los de los cuartos, para garantizar que no puedan grabar al presidente o colocar micrófonos y explosivos.
Los agentes especiales que conducen las limusinas reciben entrenamiento para conducción a la defensiva en situaciones de peligro, llevan bolsas (o pintas) de sangre de su tipo, en caso de que se requieran transfusiones y cada uno tiene conocimiento y la habilidad para extraer balas, si fuera necesario, al presidente, en algún ataque.
Todos los vehículos que se transportan para la comitiva reciben mantenimiento del Servicio Secreto, donde se les hacen modificaciones para garantizar la máxima protección en caso de ataques.
Adicionalmente, llevan un avión alterno, de emergencia, que se convierte en el Air Force One cuando lo aborda el Presidente, ya que la matrícula se refiere al tripulante, no tanto al avión.
Los agentes del Servicio Secreto nunca dejan solo al presidente, ni siquiera cuando va al baño, en salas o habitaciones y hasta en visitas al médico, donde mantienen contacto visual en todo momento.
Además de los agentes, la comitiva transporta al médico personal y a un grupo de chefs de la Casa Blanca, que prepara cuidadosamente alimentos de preferencia del mandatario, bajó la mirada vigilante de agentes del Servicio Secreto, para evitar que sea envenenado.
Lo mismo ocurre con sus visitas a sus hoteles y campos de Golf, donde los agentes especiales montan caballos, pedalean bicicletas o permanecen cerca de él para actuar en cualquier momento.
Los Agentes Especiales realizan una amplia variedad de funciones de seguridad y apoyo, que son parte de la misión de protección presidencial y de dignatarios para las que reciben un entrenamiento intensivo físico y en la operación de la más alta tecnología y armamento
Otras misiones del servicio
Entre las funciones de protección que se le confirieron al Servicio Secreto, que tiene jurisdicción sobre el FBI en algunas áreas, también es responsable de planificar y coordinar todos los grandes eventos que involucran la presencia del Presidente, como la toma de posesión, sus informes de gobierno y otros, así como la seguridad de las convenciones nacionales Demócrata y Republicana, y brindar protección a los más fuertes candidatos y su familia inmediata.
También es responsable de la seguridad de la Casa Blanca, la residencia de verano de Campo David, de la protección de Embajadas en Estados Unidos, de la protección de integrantes del Gabinete, así como la protección de la infraestructura crítica del país, específicamente en el área cibernética, bancaria y financiera.
El combate a las organizaciones del crimen transnacional que amenazan a ciudadanos y empresas de este país, el robo de identidad, fraude bancario, financiero, el uso ilegal del Servicio Postal o electrónico para defraudar y por supuesto la misión inicial con la que fue creado: el combate de la falsificación de dinero con la mas avanzada tecnología y bases de datos, a lo que dedican la investigación mediante alianzas con otras corporaciones policiacas federales, estatales y locales.
En la mira: Servicio Secreto de Estados Unidos
Actualmente, las funciones del Servicio Secreto incluyen la seguridad de:
Presidente de Estados Unidos
VicePresidente de Estados Unidos
Familia inmediata del Presidente y Vicepresidente
Ex presidentes, sus esposas e hijos menores de 16
Jefes de Estado, dignatarios, monarcas y sus esposas de visita en EU
Candidatos presidenciales y para Vicepresidente, así como sus esposas
La Casa Blanca y residencias de descanso presidencial
Eventos especiales de seguridad nacional
Eventos del secretario de Seguridad Interna
Todas las sedes diplomáticas en Washington
Salvaguardar infraestructura crítica y financiera de EU
Combate de la falsificación de dinero
Fraude bancario y a instituciones financieras
Fraude a través del servicio postal
Fraude con transferencias bancarias
Conspiraciones
Ataques cibernéticos
Intrusión a redes oficiales
Robo de identidad, con tarjetas de crédito
Crímenes de propiedad intelectual
Para ese propósito, el USSS, fue parte del departamento del Tesoro de 1865 a 2003, cuando fue transferido al departamento de Seguridad Interna.
Para el cumplimiento de sus misiones, cuenta con:
Presupuesto anual de 2 mil 200 mdd anuales (que en 2020 será de 2 mil 300 millones)
Cuenta con 150 oficinas en Washington y el extranjero
Una fuerza de 7 mil agentes distribuidos en 3 divisiones:
3 mil 200 agentes especiales
1 mil 300 oficiales en la División Uniformada
2 mil especializados en tareas administrativas
El Servicio Secreto cuenta con:
Rama de Seguridad Aeroespacial
División de Inteligencia para Evaluación de Riesgos
Equipos para Neutralizar Francotiradores
Equipos de Respuesta de Emergencia
Unidades Caninas
Con información de 24 Horas México