La contaminación de la laguna de Bacalar y la muerte masiva del caracol chivita están comprometiendo la salud de las llamadas águilas caracoleras, de acuerdo con investigadores del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
El gavilán caracolero (Rostrhamus sociabilis) y también el ave conocido como correa (Aramus guarauna) habitan en Bacalar, en torno a la laguna de Bacalar; se distribuyen en el mismo hábitat y ambas se alimentan casi exclusivamente de caracoles del género Pomacea.
Debido a la muerte masiva de este animal, del chivita, el alimento de estas aves disminuyó, lo cual lo puso en una situación vulnerable.
Desde 2019, el investigador Jorge Correa Sandoval ha advertido de la vulnerabilidad de las especies.
Vale resaltar que ambas aves se encuentran enlistadas en la Norma Oficial Mexicana 059.
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Gavilán caracolero, en riesgo por contaminación de Bacalar
De junio de 2012 a agosto de 2013, Correa realizó 10 salidas de campo, recorrió 36 transectos de 500 metros de longitud, como parte de una investigación que vería la luz en 2019, poco antes de la tormenta Cristobal, cuyas escorrentías causaron la muerte masiva del caracol chivita.
Para entonces ya registraban 319 gavilanes caracoleros: 181 adultos, 87 juveniles y 66 individuos indeterminados.
Registraron también 339 correas en los transectos.
Estas aves comparten hábitat puesto que las dos se alimentan del caracol.
Ahora, tras la muerte masiva, es más complicado que hallen comida y se fomenta la competencia entre ellas.
Otros riesgos a las aves, identificadas con el especialista, son los factores intrínsecos como la migración y la inmigración, y externos como la competencia por alimento con otras especies limitan a las poblaciones de aves.
Ricardo Hernández
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