La divisa del poder
Por: Adrián Trejo
Correo: engranev@yahoo.com.mx // Twtter: @adriantrejo
Un convoy de 30 camionetas de lujo con la leyenda CJNG rotulada en sus puertas avanza la madrugada del sábado sobre las calles del centro de Zamora, Michoacán.
Ninguna autoridad les sale al paso porque no la hay.
La Policía municipal es sorprendida; el convoy dispara y mata a cuatro municipales y deja heridos a una docena, a varios transeúntes y como despedida pasan a incendiar tres autos que estaban en exhibición.
Todo esto grabado por los mismos delincuentes que no tuvieron ningún problema para huir.
Horas más tarde, en otro escenario, en La Huacana, un grupo de ocho militares que realizaban un operativo por un enfrentamiento contra un grupo de civiles fue secuestrado, desarmado y humillado por “policías comunitariosÔÇÖÔÇÖ que exigían la devolución del arsenal que el personal militar les había decomisado.
Todo grabado en video.
Nuestras Fuerzas Armadas y las Policías estatales y municipales se han convertido en el hazmerreír de todo el mundo.
En ningún otro país se ven las escenas que a los mexicanos nos resultan cotidianas: policías cacheteados o golpeados por presuntos delincuentes ÔÇôen la CDMX un delincuente armado con un cuchillo hirió a siete -¡siete!- policías, y no era Rambo- y militares en medio de una turba que los expulsa a empujones de los sitios que se supone custodian.
Ya hay una Ley del Uso de la Fuerza que regirá a la Guardia Nacional, cuyas operaciones formales comienzan a finales de junio, pero no desconocemos si las Fuerzas Armadas y las Policías tienen sus propios protocolos, y si los tienen, por qué no se aplican.
Se asume que los soldados no repelen las agresiones “por instrucciones del PresidenteÔÇÖÔÇÖ, que es el General en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Si es así, el general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, tendría que estar pidiendo al Presidente el cambio de estrategia; se supone que debe velar por su tropa.
Los dos incidentes ocurridos en Michoacán demuestran que la estrategia de “amor y pazÔÇÖÔÇÖ y la negativa a perseguir a los capos de los cárteles es un contundente fracaso.
Las esperanzas están en la Guardia Nacional como en su momento estuvieron en la Gendarmería Nacional, con los resultados ya vistos.
Y mientras los grupos de la delincuencia organizada dan muestra de su músculo, la sociedad mexicana debate el monumental gazapo de López Obrador sobre la creación ÔÇô”hace diez mil millones de añosÔÇÖÔÇÖ- de lo que hoy es México.
Lo urgente sobre lo importante.
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Pues López Obrador no designó a Manuel Velasco como secretario del Medio Ambiente, como corrió la versión el domingo pasado, lo cual es una buena noticia.
La regular ÔÇôhasta ahora no mala, por el beneficio de la duda- es que en lugar de la hija del ex gobernador Patrocinio González, nombró a Víctor Manuel Toledo, uno de sus adoradores desde su segunda campaña presidencial.
Toledo tiene cartas credenciales que lo ubican como especialista en temas ambientales y en “ecología políticaÔÇÖÔÇÖ, lo que ello signifique, además de que en su perfil de Twitter se define como “ecólogo, poeta y ensayistaÔÇÖÔÇÖ.
Ubique usted en cualquiera de estas tres facetas el tuit que publicó hace algunos meses: “La grandeza de AMLO es una luz que ilumina el firmamento tras la larga noche neoliberalÔÇÖÔÇÖ.
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