A nadie le gustan los franeleros, y menos cuando son violentos, pero esto no parece importar a las autoridades de la Ciudad de México, pues a pesar de las denuncias cada vez más frecuentes, no se ve ninguna acción de las mismas para liberar la calles del primer cuadro de la capital, y los policías capitalinos no intervienen, a menos que haya lesiones o amenazas de muerte.
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Recientemente, medios de comunicación nacional reportaron la existencia de un grupo de franeleros que, abusando de la violencia, se han adueñado de las calles de la capital exigiendo cuotas de hasta 50 pesos a los conductores que buscan un espacio para dejar sus autos mientras hacen sus compras de fin de año.
Son fáciles de identificar, uno de ellos deambula por la calle con celular en mano, una mariconera colgada al hombro y el rostro lleno de ira, se acercó a un auto y amedrentó a un conductor de la tercera edad, quien se negó a pagarle los 50 pesos que exigía para dejar su auto Chevrolet Meriva en la calle Ernesto Pugibet, a 50 metros del mercado de San Juan, en la alcaldía Cuauhtémoc.
Como él, decenas de personas se dedican a hacer negocio con las calles, y al no recibir el pago, son ellos mismos los que se comunican para pedir que lleguen los “partrulleros”.
En un ejercicio realizado por El Universal, sus reporteros ya habían llamado al 9-1-1 para solicitar el apoyo oficial ante la agresión del franelero; al escuchar la llamada, el furioso sujeto caminó la Plaza San Juan y huyó hacia la calle Aranda, mientras la víctima, con temor, prefirió retirarse con su auto, por miedo a que le hicieran algo a él o a su vehículo.
“Me dijo que me quitara de aquí porque si no me va a mandar quién sabe a quién, es vía pública, un área común me quiere cobrar 50 pesos, siempre es lo mismo con ellos […] yo no quiero problemas, la autoridad no hace nada”, narró el hombre al medio de comunicación.
Cinco minutos después, tiempo que pudo ser suficiente para que el conductor hubiera sido víctima de una agresión, apareció la patrulla de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), cuadrante Alameda Central, en la entrada a la Torre de Teléfonos de México, con su sirena encendida.
Los patrulleros asistieron al denunciante, pero se retiraron al señalar que no hubo “agresiones físicas ni amenazas de muerte”, y sugirieron a la víctima a leer el Código Civil de la Ciudad de México.
Cerca de ahí, en la esquina contigua, al menos 3 hombres y una mujer más, que se dicen franeleros, se mantuvieron al acecho de sus próximas presas, convirtiendo las calles en su negocio privado, y abusando de la “cuota”, pues pocos saben que en los estacionamientos aledaños, la tarifa para dejar el auto rondan entre 30 y 45 pesos por hora.