Andrés García se sabía galán y esa fue la llave que le abrió las puertas al mundo artístico a inicios de la década de los 60’s, y lo hizo teniendo como marco lo que más amaba, el mar de Acapulco, asegura el crítico de televisión Roberto Rondero.
La tarde de este martes murió el actor Andrés García, una de las figuras más representativas del mundo del espectáculo en México y que en los últimos años estuvo en el ojo del huracán por el deterioro de su salud.
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Él era “uno de los pocos hombres que quitaban la respiración” no solo a las mujeres, como dijo la conocedora del mundo del espectáculo en México, Lupita Reyes.
“Pero la fama la traía del papá que era un piloto destacado de su época y eso a Andrés le gustaba mucho, la adrenalina lo marcó desde su adolescencia. En 1966 cuando filma Chanoc ya no era un chavito, ya tenía 25 años pero esa película le dio el impulso y lo mostró no tanto como actor, sino como galán y esa fue la catapulta para hacer una carrera en cine más formal; posteriormente hacer teatro y televisión”, dijo en entrevista con 24 HORAS, Roberto Rondero, crítico de televisión.
Según Rondero, Andrés García fue manejando muy a su favor su esta galanura porque se sabía que era atractivo.
“Sin ser un entusiasta del melodrama, eso le abrió una oportunidad muy grande; Tú o nadie fue su primer protagónico. Esta producción de Ernesto Alonso fue un trancazo en el gusto del público, pero también hubo mucho escándalo porque Andrés no iba de inicio sino José Luis Rodríguez El Puma, ya estaba en México para ser el protagonista.
“Y de momento hubo criterios hasta de dinero en el contrato que llevaron a El Puma a rechazar un protagónico en Televisa, así que decidieron que ocupara su lugar Andrés García al lado de Lucía Méndez y Salvador Pineda.
Sin embargo, Ernesto tenía muchas dudas porque sabía del temperamento de Andrés, fuerte y no le gustaban las cosas impuestas; a pesar de ello la telenovela tuvo ratings altísimos y funcionó en el gusto de los amantes del melodrama”, recuerda Roberto, quien en esa época era Jefe de prensa de la televisora.
Un macho calado
Andrés García “era un playboy, un mujeriego, esa es la verdad, además con tintes machistas muy fuertes, era un macho calado. Claro, con su muerte todo mundo va a decir que era un padre bondadoso, pero no, era un machista que tenía a la mujer muy marginada, sometida a lo que él quisiera, todas las parejas que él tuvo fueron así, siempre sumisas a lo que el señor dijera o quisiera.
“Pero creo que la gran lección de vida que tuvo Andrés que no fue así con sus hijos, ellos se rebelaron, ni aguantaron esa situación patriarcal terrible, tener un padre así no debe ser fácil”, agregó este experto en televisión quien conoció al actor.
Respecto a su trabajo artístico, Rondero asegura que fue uno de los máximos galanes del cine mexicano y que en telenovelas no hay actor que a la fecha se le acerque a su figura, ni siquiera a la galanura que tuvo Andrés García, quien no solo era guapo, sino que también tenía personalidad y eso lo mostraba en pantalla.
“Ese fue uno de sus sellos y en cine recuerdo Pedro Navajas como una película muy característica de él que tuvo muy buena taquilla, además de que ya estaba muy metido en la parte de producción. Así que yo rescato eso de él y saber separar al actor del hombre porque como que no se llevaban muy bien”.
Rondero recuerda una escena de El privilegio de amar, que retrata perfectamente cómo era realmente como persona y que fue todo un escándalo en su momento, donde es descubierto por su esposa con su amante en una tina de baño.
“Ahí se mostraba muy bien quién era Andrés García, mujeriego, infiel, galán, siempre se manejó con esa personalidad que la interpretaba de maravilla. Pero ya en lo personal creo que deja muchos vacíos con su propia familia”, comenta.
Para Rondero la debacle de Andrés García como actor se dio en la época en la que no hablaba de otra cosa más que de sus famosa “bombita”.
“Va a ser recordado como un hombre atractivo, bello, galán de a deveras. Pero con el tiempo todo fue pasando y sus escándalos personales, su machismo, el quedarse en esa época le trajo miles de enemigos y el público empezó a cambiar porque su forma de actuar y pensar ya no concordaba con la evolución de la sociedad”, finalizó Roberto Rondero.