Vistiendo de blanco por primera vez en cuatro décadas, el FC Barcelona se estrenó este miércoles en pretemporada con una derrota 5-3 frente a un Arsenal con más rodaje en el flamante SoFi Stadium de Los Ángeles (California).
El Barcelona anotó por mediación del polaco Robert Lewandowski en el minuto 7, del brasileño Raphinha en el 34 y del español Ferran Torres en el 88.
El Arsenal remontó con dianas del inglés Bukayo Saka en el 13, del alemán Kai Havertz en el 43, un doblete del belga Leandro Trossard en el 55 y 78 y un último tanto del portugués Fabio Vieira en el 89.
El Barcelona, que hizo debutar a su principal fichaje Ilkay Gündogan, se resintió de su menor ritmo competitivo respecto a su rival, ya que el fin de semana tuvo que cancelar un primer amistoso ante la Juventus por un brote de gastroenteritis en el plantel.
El equipo español aprovechó su estreno para presentar su segunda equipación de la temporada con una camiseta blanca, color tradicional de su gran rival, el Real Madrid, que los catalanes no usaban desde la época de Johan Cruyff a finales de la década de 1970.
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Un Barcelona de blanco pierde 5-3 ante el Arsenal en su estreno en pretemporada
Un total de 70.223 aficionados disfrutaron de un amistoso de alto voltaje en el SoFi Stadium -el estadio más caro del mundo, cuya construcción costó más de 5.000 millones de dólares- antes celebridades como la estrella de la NBA Kevin Durant y el cantante Daddy Yankee.
Desde la sala de prensa, Xavi Hernández reconoció la superioridad del Arsenal, pero lamentó que jugara con un exceso de intensidad y faltas para un amistoso.
Al final del partido le dije a Mikel Arteta (técnico del Arsenal) “que pareció un partido de Champions League porque la intensidad que ellos pusieron no es normal en un amistoso“, señaló el técnico.
“Para nosotros era solo nuestro primer partido después de que muchos jugadores tuvirean un virus y fue difícil”, reiteró.
Cuestionado sobre estos reclamos, Arteta alegó que la magnitud de los equipos y el escenario contribuyeron a que se pugnara más de lo habitual por la victoria.
“Estamos jugando ante 70.000 aficionados y el jugador al final se rebela y quiere competir y quiere ganar”, subrayó. “Queríamos controlar ciertas cosas, pero en el momento en que el balón empieza a rodar, que ha habido la primera falta y ellos han metido el primer gol, ha habido un cambio”, agregó.
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