La conferencia de ayer de Marcelo Ebrard resultó ser un parto de los montes: muchos temores y temblores, para anunciar que seguirá en Morena, por lo menos hasta el lunes 18.
Mucha expectativa había generado el anuncio que haría el excanciller, aderezada con el hecho de que en las horas previas presentó una impugnación del proceso de selección del candidato presidencial morenista.
Ebrard dijo que depende de la respuesta de Morena a esa impugnación, su permanencia en ese partido.
Seguro ya tiene las maletas hechas porque no habrá poder humano que cambie la decisión que ya tomó Andrés Manuel López Obrador.
Lo peor para Ebrard y sus leales seguidores, es que parece que las opciones (y las ideas) se le acabaron al brillante político.
Ha transcurrido casi una semana desde que se dio a conocer el resultado de las encuestas y Ebrard no ha podido (¿o no ha querido?) preparar un movimiento disidente al interior de Morena pese a contar con un número de diputados y algunos senadores que lo siguen.
O no son los suficientes para hacerle un rasguño al aparato de gobierno y de partido o simplemente no tienen con qué negociar.
La salida propuesta por Ebrard, crear un “movimiento progresista’’ con miras a convertirse en un partido político, ni siquiera puede verse como una opción en el corto plazo pues, de concretarse la idea del partido, si consigue reunir los requisitos, podría competir hasta el 2027, tiempo suficiente para pasar al olvido.
Le queda la carta del Movimiento Ciudadano o convertirse en un opositor en serio a Morena, participando sin querer figurar en la boleta presidencial al costo que sea.
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Qué ironía del destino.
Padecer lo que en su momento le tocó vivir a su jefe y mentor, el fallecido Manuel Camacho Solís.
La alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, también solicitará licencia para separarse del cargo a fin de competir por el Gobierno de la CDMX.
Muy bien, nomás que no dijo bajó la bandera de cuál partido porque independiente ya no podría ser.
Mucho se dijo, hace tres años, que su triunfo había sido una maniobra de Ricardo Monreal para desplazar a Dolores Padierna que ya se sentía la alcaldesa.
Ahora, sin embargo, con los bonos de Monreal temporalmente a la baja, ¿quién cobijará a la controvertida Cuevas?
Una cosa es segura, no será la candidata del Frente Amplio por México.
Aún no se destaza completamente el presupuesto de egresos para el próximo año, pero lo que se conoce ya le puso los pelos de punta a los economistas serios.
Nada más el techo de endeudamiento que solicita el gobierno, casi ¡dos billones! de pesos deberían poner a temblar a todo el país.
López Obrador presume que “no ha endeudado al país’’, pero basta echarle un ojo al histórico del déficit para saber en cuánto han crecido las deudas internas y externas del país.
Para este año que transcurre, el gobierno mexicano solicitó un endeudamiento de 1.2 billones de pesos, como se dice en la colonia, para completar el gasto.
Sin embargo, el próximo año es electoral, en el que se disputarán 20 mil posiciones de gobierno, entre ellas la Presidencia de la República, y ni modo de no atender a la clientela electoral, perdón, a los beneficiarios de los programas de asistencia.
Luego no digan que no sabían o que nunca supieron.
Con información de: 24 Horas Nacional
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