El riesgo del tráfico clandestino de piezas arqueológicas y vestigios, por la falta de control de este material y el desconocimiento del resultado de su destrucción durante las obras del Tren Maya, genera preocupación a expertos como Bolfy Cotton, académico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“No se alcanza a ver el resultado de la gran destrucción de los bienes arqueológicos en la obra del Tren Maya, pienso que ha habido vestigios, restos, monumentos, piezas, mucho material sobre el que no se ha tenido control, por lo que va a proliferar un mercado negro”.
Bolfy Cotton, académico del INAH.
“Es preocupante un tráfico clandestino que comercialice esos bienes que la Ley prohíbe”, dijo.
El daño apenas empieza
Consideró que el daño no ha terminado, “está empezando y no hay manera de localizar un área en específico”.
“Como dijera Alfonso Caso: el gran problema de nuestro país no es que haya muchos sitios arqueológicos, es que hay una sola zona de monumentos arqueológicos que es todo el país; en ese sentido, en el área maya, en todos lados hay evidencia”.
De acuerdo con su definición, monumento arqueológico se refiere a todo aquello que fue creado en la época prehispánica y todo lo que tenga que ver con esas culturas.
Por ejemplo: muestras de polen, flora y fauna, frecuentemente se fija la mirada en los bienes materiales.
Pero, ¿Qué pasa con la parte biológica que está relacionada con esas culturas?, cuestionó el académico.
“La Ley le da valor a todo, sea grande o pequeño, porque su valor cualitativo no está en el tamaño, sino en el contenido, el documento que está representando, el significado que tiene para la historia nacional”.
Ante este panorama, Bolfy Cotton invitó a la sociedad a denunciar si detecta el tráfico de piezas arqueológicas, “no podemos ser cómplices”, resaltó.
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Restricciones legales, ignoradas
Al parecer de Bolfy Cotton, las restricciones legales establecidas para la protección de los bienes arqueológicos no han sido atendidas.
“Tenemos que ser claros, todo trabajo arqueológico por sí mismo significa una destrucción de evidencias, pero es distinto, porque se hace planeado con base en proyectos de investigación, marcos de interpretación teóricos; lo que es diferente a que una deliberada máquina pesada entre y destruya”.
El académico subrayó que se ha hablado muy poco de los restos paleontológicos, que también están protegidos por la legislación.
Arrasan con piezas arqueológicas
El experto indicó que, mientras unos sostienen que se han hecho los trabajos de salvamento y rescate arqueológico para ir liberando los trazos del Tren Maya, algunos académicos han denunciado que esto es falso e, incluso, que ha habido maquinaria que ha arrasado esos bienes.
“Estuve en un recorrido por el tramo 5 del Tren Maya y francamente fue dramático, es innegable que se ha causado daño a los bienes arqueológicos, cenotes y cuevas que son relevantes para la ciencia y la arqueología porque en varios de ellos ha habido entierros y restos prehispánicos y antiguos fundamentales para el conocimiento de la historia de aquellas culturas y la humanidad”.
Bolfy Cotton, académico del INAH.
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Discordancia entre autoridades y académicos
Según el académico, hay dos mundos paralelos que a veces coinciden y a veces no:
- Autoridades del INAH, que han afirmado que los bienes se han protegido y no han sido destruidos.
- Los académicos, que han presentado denuncias públicas de una serie de destrucciones de monumentos arqueológicos, desmantelado estructuras prehispánicas.
“Una pirámide, escultura, monumento, oratorio, templo que esté en un predio, sea propiedad particular, comunal, ejidal, estatal, federal, pertenecen a la nación son bienes de dominio público, por lo tanto, hay obligación de respetarlo”, aseguró.
En algunos casos, dijo, ante la imposibilidad de poder estudiarlo, investigarlo y si se considera de mucha importancia se tiene que volver a dejar enterrado en espera de que futuras generaciones puedan llevar a cabo esa investigación, “pero no significa que se dé vía libre para la destrucción, eso es un delito”, concluyó.