Los poco más de 85 langosteros de Punta Allen y Punta Herrero no han podido capturar ni un kilogramo de langosta desde que se levantó la veda de esta especie el pasado 1 de julio.
Así lo informó Manuel Mendoza Argáez, presidente de la cooperativa de pescadores de Vigía Chico, en Punta Allen.
Agregó que lo anterior es debido a las inclemencias del tiempo que les han impedido recolectar las 16 toneladas de producto que históricamente tendrían a esta fecha.
“En nuestro caso no hemos podido pescar ni una, el detalle es que desde que empezó la temporada no hemos tenido actividad”, dijo.
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Difícil ver trampas de langosta
Además comentó que “ni poder ir a ver las 14 mil a 15 mil trampas para langosta en las que tenemos invertidos alrededor de 30 millones de pesos y colocadas en la Bahía de la Ascensión, que es nuestra zona de pesca”.
Agregó que las frecuentes lluvias de este mes no les han dejado ir al mar, ya que se encuentra turbio.
Por lo que desconocen cuántas trampas se dañaron; cada una tiene un costo de dos mil pesos.
“Es dinero que pusimos nosotros los pescadores y está bien que refugien a la gente, que venga el turismo, pero también que nos echen la mano”, acotó.
El primer día de la temporada, el 1 de julio, se levantó la veda de langosta.
Sin embargo, el 2 de julio, se emitió una alerta por el huracán Beryl, lo que ha dejado a los pescadores sin poder realizar su labor durante ocho días.
A pesar de que no se tuvieron daños por el huracán, no se ha podido iniciar la pesca de la que dependen 85 familias.
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Mar café
El pescador mencionó que antes de Beryl, la tormenta tropical Alberto causó inundaciones en el sur del estado de Quintana Roo, incluyendo Chetumal, lo que convirtió el mar turquesa en uno café.
Debido a que se mezcló con agua dulce, lo que es altamente perjudicial para las langostas y provoca que se escondan a mayor profundidad.
Además, refirió que el muelle de madera de Punta Allen, por los fuertes viento se dañó en un 80%.
“Y eso que desde hace años estamos pidiendo que se repare y no hacen nada, aunque la verdad ya hay que hacer uno nuevo”, agregó
También mencionó que “solo unas tablas quedaron que sirven para leña, esperamos que la autoridad ahora sí tome cartas en el asunto”.
Pero eso no es todo, también está el problema de la comercialización del crustáceo.
El precio del kilogramo de langosta el año pasado llegó a 500 pesos.
Sin embargo, este año no han podido vender ni un kilogramo, debido a las condiciones adversas.
Mendoza Argáez señaló que la producción de langosta había mostrado un incremento gradual, pero las recientes tormentas han complicado enormemente la situación.
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Costa del golfo
Esa misma situación viven los pescadores de Chiquilá, de acuerdo con Jesús Valerio Aparicio, ex presidente de la cooperativa Langostero de Chiquilá.
Comentó que no se ha capturado mucho de ese crustáceo si acaso 500 kilos en dos días, justamente por la turbiedad del agua.
El langostero holboxeño detalló que su zona de pesca abarca desde las afueras de la isla de Holbox hasta el faro de isla Contoy, pero al igual que sus colegas de la zona sur, el precio es otro de los problemas a enfrentar.
“El precio actual de la venta está muy bajo, si acaso 400 pesos la cola, el año pasado estaba entre 700 a 900 pesos”, dijo.
“Pero qué vamos hacer, tenemos que venderla así a los compradores porque hay poca pesca”, comentó.
Finalmente hizo referencia que hay lanchas varadas en el pueblo que poco a poco se están introduciendo a las aguas y que de las 52 que posee la cooperativa la mitad ya está en el mar.