El fervor guadalupano se hizo presente en Chetumal con la llegada del primer grupo de antorchistas, quienes participan en las celebraciones en honor a la Virgen de Guadalupe, cuya aparición en el Cerro del Tepeyac en 1531 marca un hito en la fe católica.
Antorchistas: tradición que conecta comunidades
Según publicó el portal Ruptura-360, el grupo arribó al santuario guadalupano de la iglesia La Guadalupana en Chetumal, después de partir desde Bolonchén, una comunidad en el municipio de Hopelchén, Campeche.
Cornelio Cahuich, representante de los antorchistas, compartió que esta es la séptima vez que realizan esta travesía hacia la capital de Quintana Roo.
“A nosotros nos motiva nuestra fe como católicos. Personalmente, me ha ido mejor cuando tengo fe. Las cosas salen mucho mejor”, declaró.
Fe y compromiso en cada paso
Ser antorchista implica no solo devoción, sino también esfuerzo y resistencia física. Los peregrinos recorren cientos de kilómetros corriendo o en bicicleta, llevando antorchas y vestimentas con imágenes de la Virgen de Guadalupe.
Cornelio también recordó las dificultades que enfrentan en el camino, como averías en los vehículos de apoyo o las inclemencias del tiempo.
Sin embargo, destacó la solidaridad y las bendiciones que reciben, señalando un episodio donde les ofrecieron dos camiones sin costo para continuar su camino.
“La Virgen de Guadalupe es nuestra madre. Cuando le pido ayuda, siempre me responde, incluso en los momentos más difíciles,” enfatizó Cahuich, quien lleva 25 años participando en esta tradición.
Actividades guadalupanas en Chetumal
La iglesia La Guadalupana se prepara para recibir a al menos 20 grupos de antorchistas en los próximos días. Las actividades incluyen:
- Rosarios diarios del 1 al 10 de diciembre, a las 19:00 horas.
- Las Mañanitas a la Virgen el 11 de diciembre.
- Misa solemne el 12 de diciembre, para conmemorar un aniversario más de la aparición de la Virgen de Guadalupe.
El simbolismo de la Virgen de Guadalupe
De acuerdo con la tradición católica, la Virgen de Guadalupe se apareció al indígena Juan Diego el 12 de diciembre de 1531 en el Cerro del Tepeyac.
Desde entonces, es venerada como “Tonantzin”, que significa “nuestra madre” en náhuatl, consolidándose como un símbolo de fe y unidad para millones de creyentes.