Tan solo ayer fue Navidad y cenamos bacalao y romeritos, que mi abuelo bien que lo sabe hacer desde hace mucho tiempo atrás. También unos chiles rellenos, que sorprendentemente era lo único que no picaba. A veces puede ser algo imperceptible, tan pequeño para nuestros ojos -o papilas gustativas en este caso- que no lo notamos, por ello alejarse un poco y dejar entrar el sol da perspectiva y permite apreciar lo que tenemos.

Una pausa en el camino puede calmar las aguas, así sea las familiares, laborales o las propias de la vida diaria: todo duele hasta que ya no.

Nos sentimos vivos por un rato, hasta volver a ser aplastados por nuestro propio ego. Difícilmente uno es lo que dice ser, cada tanto sale a relucir el cobre, pero uno a veces se percata que ahí hay una enorme mina y que no hay porqué desaprovechar una ganga.

Olvídalo, no sé que estoy diciendo. Tampoco me hagas caso.

Muchas cosas son doradas al nacer, hasta que cobran conciencia de ello y se malogran. Un efecto del Rey Midas al revés, Sadim como dijera Juan Manuel Roca. El mejor actor es aquel que no sabe que está actuando. Un amigo, el Fer, dice que no somos tan jóvenes para saberlo todo.

Vivimos siendo engañados, impedidos para florecer. De nada sirve batallar en contra de ello ya que anidar es un comportamiento natural. Es simplemente algo que necesitamos hacer cada tanto si queremos sobrevivir a este mundo convulso, ajeno y tan apegado a esa maldita costumbre de morir.

Trismo

Se me traba la mandíbula y aunado al dolor de garganta de pronto no quiero hablar, pero es inevitable, hoy toca hacerlo. Salen de mí estas palabras, no puedo ser dulce ahora, batallo pero no me sale. Tengo toda una vida para serlo. Es un año nuevo con los mismos viejos sentimientos.

De pronto habría que aplicarse una sangría, y dejar correr la sangre que a pesar de todas las pruebas en contra, no dudo que de algo sirva. Ahora estoy convencido, antes no. Por algo son los usos y costumbres y que levante la mano aquel que pueda contra ellos; ayer el IMSS reconocía la gran labor de las parteras en nuestro estado.

Y así uno baila lentamente con la muerte. Dios se las va arreglando por sí mismo, nosotros aquí qué. Toca tomar tu propia mano y echarle para adelante apoyado un tanto en los avances de la ciencia.

Buenos deseos

A pesar de todo lo supramencionado, espero este 2025 nos depare una buena dosis de vivencias. Que no olvidemos lo realmente importante para nuestro devenir y así obtengamos muchas razones para reír y llorar, que en suma constituyen una existencia plena.

No me queda más que agradecer a los lectores de este espacio y de este diario, prometemos seguir trabajando con empeño en esta nueva vuelta al sol. Hasta luego, y gracias por el pescado.

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