Un equipo de investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) confirmó la presencia del pez diablo (género Pterygoplichthys) en el Cenote Negro, ubicado en Bacalar, Quintana Roo.
Este hallazgo representa una seria amenaza para la biodiversidad local y el equilibrio ecológico del sistema acuático de la zona.
El hallazgo en el Cenote Negro
El pasado 22 de enero, proveedores turísticos alertaron en redes sociales sobre la posible presencia del pez diablo en el cenote La Bruja, también conocido como Cenote Negro, ubicado cerca de la Escuela Normal de Bacalar.
En respuesta, un equipo de especialistas de Ecosur, integrado por Martha Valdez, Manuel Elías, Humberto Bahena y los estudiantes Alexei Elías Valdez y Manuel Montejo, realizó una inspección en el lugar.
Durante la exploración, los investigadores avistaron dos ejemplares de pez diablo, de aproximadamente 30 y 20 centímetros de longitud, a profundidades de entre 2 y 6 metros.
Los especímenes se encontraban a unos 100 metros de la conexión del cenote con la Laguna de Bacalar, lo que confirma la invasión de esta especie exótica en el sistema acuático.
¿Por qué es peligrosa la presencia del pez diablo?
Originario de Sudamérica, el pez diablo es una especie altamente invasora con la capacidad de alterar significativamente los ecosistemas que coloniza.
Su dieta, basada en algas y materia orgánica, lo convierte en un competidor directo de las especies nativas, afectando la cadena alimenticia local.
Además, su hábito de excavar en el sustrato para construir refugios puede modificar la calidad del agua.
Así mismo, dañar formaciones naturales como los estromatolitos, estructuras microbianas esenciales para el ecosistema de Bacalar.
Origen incierto de la invasión
Hasta el momento, los investigadores no han determinado con certeza cómo llegó el pez diablo al Cenote Negro. Existen varias hipótesis:
- Podría haber migrado desde el norte de México, donde ya se han identificado poblaciones de esta especie.
- Es posible que provenga del Río Hondo, donde también se han registrado ejemplares.
- Cambios en la calidad del agua del estero Chac, que conecta el Río Hondo con la Laguna de Bacalar, podrían haber facilitado su propagación.
Acciones urgentes para controlar la invasión
Ante esta problemática, los expertos de Ecosur han emitido un llamado urgente a las autoridades y a la ciudadanía para tomar medidas inmediatas con el fin de evitar la expansión del pez diablo en Bacalar. Entre las acciones propuestas destacan:
- Realizar estudios para evaluar la distribución de la especie en la Laguna de Bacalar y zonas cercanas, utilizando técnicas avanzadas como el análisis de ADN ambiental.
- Informar a la población sobre cómo identificar al pez diablo y los efectos negativos que puede tener en el ecosistema.
- Fomentar la participación ciudadana en la detección y control de esta especie invasora, promoviendo la colaboración entre instituciones, investigadores y comunidades locales.
Un desafío para la conservación de Bacalar
La presencia del pez diablo pone en riesgo no solo a las especies nativas de la Laguna de Bacalar, sino también a los emblemáticos estromatolitos, considerados fósiles vivientes con un incalculable valor científico y ecológico.
"Es imperativo que todos, desde las autoridades hasta los ciudadanos, trabajemos juntos para proteger este ecosistema único", destacó Martha Valdez, una de las investigadoras de Ecosur.
Mientras tanto, la comunidad científica y ambiental sigue monitoreando la situación con la esperanza de que las acciones implementadas permitan conservar la riqueza natural de Bacalar para las generaciones futuras.