A pesar de más de cuatro décadas de esfuerzos, la crisis del tratamiento de aguas residuales en la Península de Yucatán continúa sin mostrar mejoras sustanciales.
Así lo advirtió Flor Arcega Cabrera, hidrogeoquímica ambiental de la Facultad de Química de la UNAM, al señalar que los programas estratégicos impulsados no han logrado avances tangibles.
Mezcla de aguas y sistemas obsoletos complican el manejo
Uno de los principales obstáculos es la falta de separación entre aguas industriales y urbanas.
“Acá llega todo junto, lo industrial, lo urbano; no hay separación”, afirmó Arcega Cabrera.
Además, los sistemas biológicos existentes no cumplen ni siquiera con la normativa básica, como la NOM-001.
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Un acuífero frágil bajo presión constante
El consultor en ingeniería ambiental Ignacio Castillo Escalante destacó que las condiciones geohidrológicas de la península, junto con la fragilidad del acuífero, hacen que esta región deba ser considerada una zona de atención prioritaria.
“La conservación del acuífero requiere soluciones basadas en la naturaleza y tecnologías cada vez más adecuadas”, puntualizó.

Pocas plantas, baja eficiencia y registros incompletos
En México existen 2,928 plantas de tratamiento de aguas residuales, de las cuales solo 94 están en la Península de Yucatán.
Yucatán cuenta con 38 plantas, mientras que Quintana Roo, con 29, lidera en capacidad de manejo. En Cancún se construyen actualmente dos nuevas plantas municipales.
Sin embargo, estas cifras no incluyen instalaciones del sector privado —como las de hoteles, industrias o granjas—, ya que no existe un registro oficial actualizado.
Solo 3 metros cúbicos tratados eficazmente por cada 192 generados
Un dato preocupante revelado por Castillo Escalante es que, de cada 192 metros cúbicos de aguas residuales generadas, únicamente cuatro se tratan, y de estos, apenas tres lo hacen de manera efectiva.
Las limitaciones operativas impiden una respuesta adecuada ante la creciente demanda de saneamiento.
Tecnologías en uso y la necesidad de una gestión compartida
México utiliza principalmente tecnologías como lagunas de estabilización, aireadas, lodos activados, reactores anaerobios, tanques sépticos y filtros biológicos, concentrándose en tratamientos primarios y secundarios.
Castillo Escalante subrayó que esta problemática solo podrá resolverse con la participación conjunta de autoridades, empresarios y sociedad civil, hacia una gestión hídrica verdaderamente sostenible.