Más allá de que Adán Augusto se robó la 8ª sesión del del Consejo Nacional de Morena, y por eso mismo, conviene destacar lo sustantivo de este cónclave, y es el plan político rumbo a las elecciones del 1 de junio de 2027.
La estructura electoral del morenismo se sustentará en más de 71 mil comités seccionales en todo el país, en coordinación con los casi dos mil 500 municipios, en lo que también llaman Plan Municipalista.
Esto fue la esencia del Consejo Político, que se convirtió en una gran pasarela, tipo PRI, en donde prevaleció el espectáculo por la presencia o ausencia de las celebridades políticas morenistas y las declaraciones sobre los escándalos del momento, esta vez protagonizados por Adán Augusto y su relación con el crimen organizado del narcotráfico y el huachicol, así como las ausencias de Andy López Beltrán y Ricardo Monreal.
El Plan Municipalista voltea a ver otra vez hacia abajo, hacia donde están quienes hacen la chamba, aunque después de las elecciones les den una patada en el trasero.
¿Hasta dónde será efectivo este trabajo para convertirse en votos? O en cambio, ¿prevalecerá la fuerza del bono democrático generado por López Obrador y ahora por Claudia Sheinbaum?
Independientemente de la respuesta que cada quien se quiera dar, todo partido debe sustentar su existencia con una base social organizada, que mantenga vivo el interés de su militancia, aunque otra vez como a lo largo de la historia, estos motores se encienden solamente cuando vienen elecciones y no de manera permanente, como debería ser.
Las personas que integren los Comités seccionales serán parte a su vez de las asambleas municipales, desde donde se hará el trabajo de proselitismo a partir del padrón electoral con miras a que la ciudadanía emita su voto favorable. Esto es lo que hacen o deberían hacer todos los partidos y es lo que se llama estructura partidista.
Estas estructuras trabajan por el partido, aunque luego ingrese al morenismo cualquier persona dedicada a la política proveniente de otra agrupación, incluso con antecedentes nefastos, y se convierten en candidatos o candidatas con la mesa servida por una estructura ya conformada y por un movimiento ideológico que tiene la confianza del electorado, y obtienen cargos legalmente pero ilegítimamente.
Este tipo de perversidad es lo que está sucediendo hoy en día en Morena y fue uno de los temas principales de los que se habló, precisamente, en el 8º Consejo Nacional, con un llamado y promesa a no volver a hacerlo. Este afán de subir al tren de la Transformación todo tipo de basura, es para que no anden allá afuera haciendo oposición y esto es lo que es un partido de Estado, como lo fue el PRI durante largos años, lo que provocó su decadencia y su derrota.
¿Persistirá Morena en convertirse en un partido de Estado tipo PRI o empezará a construir su propia historia?
Dependerá de la congruencia con la que actúe la dirigencia nacional con respecto a lo que se dice y lo que se haga; si van a seguir consumiéndose el bono electoral del que goza la presidenta Claudia Sheinbaum, que no necesariamente se transmite al morenismo que sufre y al activismo de las tribus que hacen y deshacen, aún a contracorriente de sus principios políticos y llamados presidenciales. Esto marcó la desaparición del PRD.
Las elecciones de 2027, la forma en que elegirán las candidaturas en todos los niveles y la congruencia entre los dichos y los hechos, marcarán el futuro del morenismo y del proyecto de nación que representa, el cual ya enfrenta el riesgo de desnaturalizarse y caer en vicios del pasado. Usted tiene la última palabra.