Que finalmente Morena meterá en cintura a todos los adelantados, sí, a aquellos que lejos de atender sus olvidados municipios o en sus curules andan en plena campaña y han generado inconformidad al interior del partido guinda.
La pregunta del millón es, ¿acatarán los gobernantes y representantes de elección popular tales indicaciones? Porque entre lo confundidos que andan algunos creen que los votos obtenidos en urnas en procesos electorales locales pasados son propios, a la mayoría se les olvida que han ganado las elecciones por la marca.
Si fuera por el posicionamiento personal muchos estarían compitiendo en otros partidos, pero saben que fuera de Morena la derrota está asegurada, esa ha sido la suerte de muchos que dejaron a ese partido pensado que tenían gran valía en las urnas y la realidad fue lo contrario.
Pues bien, toda la militancia de ese partido deberá dejar sus aspiraciones adelantadas, porque aún faltan casi dos años para las elecciones. Ahora su compromiso debe ser con los ciudadanos que, para bien o para mal, les otorgaron el voto en elecciones pasadas.
Ese será el llamado de la dirigencia estatal, obvio por indicaciones de la dirigencia nacional del partido, porque en Morena, al gobernar en todo el país les debe quedar claro que no se mandan solos y deben conducirse bajo la premisa de arriba.
Por otro lado, en el partido gobernante ya dijeron que no aceptarán nuevas incursiones y menos de personajes perdedores de otros partidos, caso concreto la intención de Lili Campos de afiliarse a Morena bajo el calor del senador Ricardo Monreal. La dirigencia de Morena en Quintana Roo ya le dijo que una posible intentona de adherirse a su partido no pasará.
Llama la atención que Lili Campos intente ingresar a un partido que claramente no la quiere y que no solo eso, el actual gobierno municipal de Playa del Carmen, con Estefanía Mercado al frente -quien dicho sea de paso arrasó en las pasadas elecciones-, investiga a profundidad todo su gestión y sobre todo aquello que se mira sospechoso.
Así las cosas en el partido en el poder, donde a unos los pararán en seco en la campaña electoral que han emprendido, mientras que a otras les cierran las puertas en las narices. Hasta la próxima.