La llamada diplomacia verde que desplegó la presidenta Claudia Sheinbaum con Belice y Guatemala el fin de semana pasado es otro tema que marca diferencia entre su gobierno u el de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. 

Pasamos de “la política exterior es la política interior” a “la diplomacia verde y cultural para el desarrollo”.

Jugada política de tres bandas, que retoma el liderazgo de la diplomacia mexicana en Centroamérica y el resto del continente, con el antecedente de haber asistido a las cumbres del G20 en Brasil y del G7 en Canadá. 

En este tenor, ahora encabezó la Cumbre Trilateral en Calakmul, Campeche, con sus homólogos Johnn Briceño de Belice y Bernardo Arévalo de Guatemala.

La Declaración de Calakmul –como le llaman a la Declaratoria del Corredor Biocultural Gran Selva Maya Belice, Guatemala y México–, contempla la integración de un equipo trinacional para dar seguimiento al tema ambiental y cultural para la integración de este corredor de 5.7 millones de hectáreas, asentamiento de la civilización maya y habitada hoy por descendientes de aquella cultura milenaria.

El Tren Maya y el Interoceánico

Otro aspecto interesante del encuentro es la integración de un segundo grupo de trabajo para dar seguimiento al proyecto de extender el Tren Interoceánico a Guatemala por el pacífico; y el Tren Maya, que cruzará por Belice y llegará a Las Flores Guatemala, principal polo turístico del vecino país del sur y lugar donde Claudia Sheinbaum y Bernardo Arévalo sostuvieron un encuentro bilateral en el marco de la misma gira.

Con esta declaración se visibiliza la Gran Selva Maya como el corazón verde de un proyecto continental al ser el segundo pulmón de la región, solo después de la Amazonia, con el objetivo, primero, de proteger esta enorme reserva y procurar el desarrollo de los mayas actuales que la habitan, bajo un proyecto incluyente y sustentable: cuidar la ecología, pero también procurar prosperidad compartida.

A la par, emprender un desarrollo económico de infraestructura para la integración regional mediante un corredor económico y cultural paralelo al proyecto biocultural de la selva, con financiamiento de los tres países y de organismos internacionales como la Unión Europea y agencias internacionales.

Otro de los acuerdos es implementar la segunda fase del Programa “Sembrando Vida” en Guatemala y Belice, a partir de las experiencias exitosas en México.

Es un proyecto que sin duda será ejemplo mundial de integración cultural, ecológica y económica de manera sustentable en la segunda reserva natural más importante del continente, que abarca 2.7 millones de hectáreas de México, 2.4 millones de hectáreas de Guatemala y .6 millones de hectárea de Belice. Usted tiene la última palabra.