Reconocimientos inflados, resultados ausentes
El diputado Jorge Sanén Cervantes presume tres distinciones nacionales que lo colocan como revelación legislativa y uno de los mejores congresistas de México. Sin embargo, detrás de los rankings y discursos de humildad, la realidad es que su trabajo se ha limitado a iniciativas de bajo impacto como el Día del Pueblo, más cercanas al populismo que a la solución de problemas estructurales en Quintana Roo.
Ser sexto lugar en una lista no borra la inseguridad, la corrupción ni la falta de políticas efectivas que siguen marcando al estado.
Los reconocimientos parecen más propaganda que reflejo de resultados tangibles. Cancún y Quintana Roo necesitan leyes que transformen la vida cotidiana, no medallas mediáticas que alimenten la narrativa de la Cuarta Transformación.
La pregunta es si Sanén Cervantes consolidará un verdadero legado legislativo o si quedará como otro político que confunde aplausos nacionales con bienestar real. ¿Será?
Cancún, discursos sostenibles, realidades insostenibles
El proyecto firmado por la presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Paty Peralta, con ONU-Hábitat para actualizar el Programa Municipal de Desarrollo Urbano se presenta como un paso hacia un futuro sostenible y próspero. Sin embargo, la retórica verde contrasta con la realidad de Cancún: crecimiento desordenado, colonias sin servicios básicos, banquetas invadidas y una presión inmobiliaria que devora selva y manglares.
Hablar de densificación, corredores mixtos y agendas globales suena bien en mesas de trabajo, pero en la práctica el Ayuntamiento ha permitido desarrollos que violan la lógica de sustentabilidad.
La unanimidad en comités no garantiza beneficios reales si las decisiones siguen subordinadas a intereses empresariales. Cancún necesita menos discursos alineados a la Agenda 2030 y más acciones concretas contra la especulación urbana y la desigualdad territorial. De lo contrario, el futuro sostenible será solo otro eslogan vacío. ¿Será?
Marybel Villegas: la esperanza reciclada
La aparición de espectaculares en la carretera Cancún-Playa del Carmen con la leyenda Marybel Villegas, la esperanza de Quintana Roo confirma que la diputada federal sigue en campaña permanente, obsesionada con la candidatura a la gubernatura.
El problema es que su trayectoria política está marcada por el oportunismo: ha pasado por casi todos los partidos —PRI, PAN, PRD y ahora Morena—, acumulando derrotas como la precandidatura fallida a la presidencia municipal de Benito Juárez.
Presentarse como esperanza resulta contradictorio cuando su historial refleja más ambición personal que compromiso con la ciudadanía.
Los anuncios no son símbolo de liderazgo, sino de desesperación por mantenerse vigente en la disputa interna de Morena. Quintana Roo necesita proyectos sólidos y coherentes, no figuras que cambian de camiseta según la conveniencia y que confunden propaganda con credibilidad. ¿Será?

