La estrategia de seguridad presentada por el gobierno de Estados Unidos marca un giro profundo en la política internacional del país, colocando a América Latina en el centro de sus prioridades y redefiniendo su visión de poder global bajo la administración de Donald Trump.
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Estrategia de seguridad con énfasis en occidente
El nuevo documento, titulado Estrategia Nacional de Seguridad, establece que Washington busca restaurar su predominio en América Latina mediante acciones más directas en temas como combate al narcotráfico, control marítimo, presión política a regímenes autoritarios y supervisión de recursos estratégicos, incluido el Canal de Panamá.
Esta línea endurece la política regional bajo un enfoque similar a un “Corolario Trump” de la Doctrina Monroe.
La Casa Blanca plantea también una redistribución de su presencia militar global, dando prioridad a amenazas en el hemisferio occidental y disminuyendo recursos en regiones consideradas de menor relevancia estratégica en los últimos años.
Europa y migración: los otros ejes de la estrategia de seguridad
El texto critica abiertamente el rumbo político de Europa y advierte que el continente podría volverse “irreconocible” en dos décadas debido a cambios demográficos y presiones migratorias.
La administración Trump sostiene que el control fronterizo será “la base de la seguridad nacional”, y afirma que debe terminar la era de las migraciones masivas, asociándolas a riesgos transfronterizos como terrorismo, espionaje y trata de personas.
La estrategia destaca además la competencia económica con China, mantiene su respaldo al statu quo en Taiwán y reduce el peso geopolítico del Medio Oriente para Estados Unidos, aunque reafirma que la seguridad de Israel se mantiene como prioridad.



