Untrac, millones perdidos y cuentas pendientes
La denuncia de un presunto faltante superior a los 18 millones de pesos en la Tesorería de la Untrac exhibe la fragilidad y la opacidad con la que se han manejado los recursos sindicales en Felipe Carrillo Puerto.
El señalamiento contra Fausto Ek Pat y ocho exintegrantes del comité sindical revela un patrón preocupante: documentación apócrifa, testimonios de socios afectados y material videográfico que apuntan a un fraude sistemático.
Aunque Edwin Alfaro Chan asegura que la auditoría profesional acreditó el desfalco, la verdadera prueba de transparencia será la actuación de la Fiscalía General del Estado. La base sindical exige respuestas claras y sanciones ejemplares, pues la confianza en sus dirigentes depende de que este caso no quede en la impunidad.
La pregunta es si finalmente se deslindarán responsabilidades o si todo quedará en un escándalo más sin consecuencias. ¿Será?
Turismo en México, fin de año con cifras récord
Las proyecciones de la Secretaría de Turismo para el periodo vacacional de fin de año confirman el dinamismo del sector y la fortaleza de destinos como Cancún, Riviera Maya, Los Cabos y Puerto Vallarta, que superarán el 80% de ocupación hotelera.
Con la llegada estimada de 4.96 millones de turistas nacionales y extranjeros, México se consolida como un referente internacional, mientras Mérida destaca con el mayor crecimiento previsto en el sureste. Quintana Roo, de la mano de Bernardo Cueto Riesta, reafirma su liderazgo con más de 20 millones de visitantes en el año y expectativas de récord en los primeros días de enero.
La modernización de procesos migratorios, como la expansión de 20 E-Gates, refuerza la experiencia de viaje y proyecta confianza en el futuro del turismo nacional. ¿Será que este impulso logrará sostenerse y traducirse en beneficios duraderos para las comunidades locales?
Vigilantes ambientales, compromiso real o simulación sindical
El anuncio de la CROC sobre la creación de vigilantes ambientales en centros de trabajo de Quintana Roo parece más un gesto simbólico que una estrategia sólida para enfrentar la crisis ecológica.
Aunque se habla de jornadas de limpieza y reforestación, la iniciativa se limita a los centros que firmen convenios, dejando fuera gran parte del sector laboral y empresarial. Además, la falta de claridad sobre cómo se verificará el cumplimiento de certificaciones ambientales y qué sanciones existirán en caso de incumplimiento genera dudas sobre su efectividad.
El riesgo es que este programa se convierta en un escaparate propagandístico alineado con la Agenda 2030, sin impacto real en la reducción de emisiones ni en la protección de ecosistemas locales. La pregunta es si estos vigilantes serán agentes de cambio o simples figuras decorativas dentro de un discurso ambiental vacío. ¿Será?

