En política hay opiniones, percepciones y, al final del día, datos. Y cuando los datos son claros, así como los números son fríos, poco importa el volumen de la comentocracia. La imagen que hoy circula —y que no es menor— coloca a Mara Lezama como la gobernadora mejor evaluada del país, con 57 por ciento de aprobación, encabezando el ranking nacional por encima de entidades históricamente fuertes y de figuras con mayor tiempo en el cargo. No es una interpretación: es una medición.
Dicha medición no es pagada por la administración estatal sino por el diario que a nivel nacional mes con mes ha estado dando a conocer los resultados del trabajo elaborado por Consulta Mitofsky.
Ahí está Quintana Roo, en primer lugar. No como accidente, no como moda, sino como resultado de una forma de gobernar que ha sido consistente desde el primer día. Y vale la pena subrayarlo porque, a pesar de ello, hay quien insiste en minimizar el momento con el argumento de siempre: que este gobierno durará cinco años y no seis. Como si la calidad de un mandato se midiera por calendario y no por resultados.
Los números no entienden de excusas. Miden confianza, cercanía y percepción ciudadana. Y lo que hoy dicen es que Mara Lezama no solo gobierna Quintana Roo, sino que lo hace con un respaldo social que la coloca en la cima nacional. Esa aprobación no se construye con discursos vacíos ni con campañas de imagen; se construye con presencia, con decisiones y con una narrativa que la propia gobernadora ha repetido hasta convertirla en eje de su administración: “Gobernar es estar del lado de la gente, no por encima de ella”.
Quizá por eso incomoda. Porque este no ha sido un gobierno distante. Ha sido un gobierno que camina, que escucha y que da la cara. “No le vamos a fallar al pueblo de Quintana Roo”, ha dicho Mara Lezama en distintos momentos, y esa frase hoy se refleja en una gráfica que la coloca por encima de sus pares. No es propaganda; es percepción ciudadana medida.
Y aquí es donde aparece la reflexión inevitable. Si en cinco años se alcanza este nivel de aprobación, si en un periodo más corto se logra consolidar un estilo de gobierno reconocido a nivel nacional, entonces sí: es una lástima que no tengamos ese sexto año. No por nostalgia anticipada, sino porque, con base en esta tendencia, ese año adicional probablemente habría sido uno más de altas calificaciones, de estabilidad política y de cercanía social.
Ser la primera mujer gobernadora de Quintana Roo no ha sido solo un dato histórico. Ha sido una responsabilidad asumida con visión y con carácter. “Llegamos todas”, ha dicho Mara Lezama, y esa frase explica mucho de lo que hoy reflejan las encuestas: un gobierno que se percibe incluyente, humano y con rumbo.
Mientras algunos siguen apostando al desgaste verbal, los números siguen haciendo su trabajo silencioso. Y hoy esos números dicen que Quintana Roo está bien evaluado, que su gobernadora encabeza el ranking nacional y que su gobierno, aun con un año menos, ha rendido más de lo que muchos esperaban.
Al final, el ruido pasa. Las gráficas quedan. Y en esa fotografía del momento político nacional, el nombre de Mara Lezama aparece arriba. Muy arriba.
Saque final: Laura Aguilar y Alma García son dos mujeres que en distintos ámbitos representan absoluta confianza hacia la gobernadora y, cada quien en su ámbito, responde día con día con resultados. Sin duda, ambas son dos pilares de la administración pública. Aprovecho para desearles la mejor de las celebraciones navideñas y con salud, trabajo y llenos de bendiciones despidamos el 2025 y recibamos el 2026, cargado de buenos deseos. Nos leemos hasta el 8 de enero del próximo año.

