Hoy en día es muy común que los más pequeños de casa se enfermen constantemente, incluso los niños menores de seis años se resfrían en promedio al año,entre seis y ocho veces; a esto se suman infecciones en oídos, episodios de diarrea, alergias, asma o eczema, entre otros padecimientos.
Uno de los mejores secretos para prevenir enfermedades y estimular el sistema inmune de tus hijos se encuentra en la microbiota intestinal, una colección de alrededor 100 trillones de microbios que en su mayoría están en el tracto gastrointestinal, apuntó la doctora Mafalda Hurtado, Directora Médica en Abbott.
Las bacterias son un tipo de microbios que están en los intestinos. Algunas son dañinas y provocan infecciones, mientras que otras son útiles para incrementar la inmunidad. Cuando hay un balance entre las bacterias benéficas y dañinas, el sistema inmune de los bebés está más preparado.
Una de las mejores cosas para ayudar a desarrollar el sistema inmune de tu hijo es mejorar su salud intestinal. Por ello, en 24 HORAS te compartimos seis consejos de la doctora Mafalda Hurtado para lograrlo:
1. Contacto piel con piel
Estudios demuestran que este tipo de acercamiento, especialmente en los primeros días luego del nacimiento, brinda una larga lista de beneficios en materia de salud, uno de ellos tiene que ver con la salud intestinal. Esta conexión de ambos padres con el bebé le da mucho microbios que necesita.
2. Conoce a los HMOÔÇÖs
La lactancia materna es primordial en la nutrición infantil, es la forma número uno de apoyar el sistema inmunológico del niño. Una de las razones por las que este tipo de leche es única y potente, es porque contiene oligosacáridos de leche humana (HMOs), prebióticos especiales que alimentan a las buenas bacterias presentes en el intestino de tu hijo.
El 2ÔÇÖ-fucosil lactosa (2ÔÇ▓-FL) es el HMO que más prevalece en la leche materna; una extensa investigación sugiere que el HMO 2ÔÇ▓-FL proporciona beneficios positivos para la salud de la microbiota intestinal. Para aquellos padres que no tienen la opción de llevar a cabo la lactancia materna, existen fórmulas infantiles que han logrado incluir replicar los beneficios del HMO 2ÔÇ▓-FL.
3. Frutas y verduras
Cuando el menor comience a comer alimentos sólidos, ofrécele purés de alimentos integrales: muchas frutas, verduras y granos. En particular, plátanos y espárragos que son ricos en prebióticos, los cuales ayudan a los probióticos a hacer su trabajo.
4. Perros, importantes amigos
Jugar con la mascota de la familia ayuda a diversificar las especies bacterianas que habitan en el intestino de tu hijo. Estudios demuestran que una interacción sana con las mascotas puede modificar la composición y diversidad de los microbios del intestino del niño, e incluso reducir el riesgo de asma y eczema.
5. Permite que tu hijo se ensucie
El hecho de que los pequeños exploren el jardín, puede ayudar a que reciban una dosis de bacterias buenas. No exageres en cuestiones de limpieza, pero siempre asegúrate de que tu niño se lave las manos antes y después de ir al baño, previo a cada comida y cuando está enfermo.
6. Ejercítense
Estudios señalan que el ejercicio puede diversificar los microbios del intestino de tu hijo. Por ello, busca que el pequeño practique diariamente alguna actividad física, además puede ser un hábito que siga para siempre.
Lo que debes saber:
Los primeros años de vida son críticos para el desarrollo de los trillones de bacterias que benefician la salud del sistema inmune.
Los padres pueden jugar un rol clave en la construcción saludable de este sistema en los niños, quienes sentarían las bases para una buena salud.
La leche materna es única y potente porque contiene oligosacáridos de leche humana (HMOs), prebióticos especiales que alimentan a las buenas bacterias presentes en el intestino de los pequeños, donde 70% del sistema inmune vive.
Los probióticos ayudan a digerir alimentos, intervienen en la síntesis de vitaminas del grupo B, mejoran la absorción del calcio, fortalecen el sistema inmune, entre otros beneficios.
Los encuentras en el yogur, queso y otros productos lácteos, así como alimentos fermentados como el chucrut y la kombucha.