CIUDAD DE MÉXICO.- Para que San Francisco perdiera el invicto tenía que haber un partido demencial, y lo hubo. El encuentro, repleto de disparates, fue para Seattle, que le arrebató a domicilio el invicto al equipo de Kyle Shanahan que luchó hasta el final, se repuso a errores e imponderables, pero tuvo que ingerir su primera caída de la temporada.
Las defensas fueron protagonistas. Cinco balones sueltos provocaron 22 de los 45 puntos que se generaron en el tiempo regular. Ni Jimmy G., ni Russell Wilson se sintieron plenamente cómodos en el encuentro. Cada uno consiguió un pase de anotación, pero Garoppolo sufrió de más, pues dos de los fumbles fueron liberados por él, fue interceptado, y su receptor predilecto, Emmanuel Sanders, tuvo que abandonar temprano el duelo por una lesión en las costillas.
Sin embargo, los 49s volvieron a mostrar resilicencia y se repusieron a una desventaja de 10 puntos en el último cuarto, gracias a un touchdown de la defensiva, la conversión de dos puntos, y uno de los tres goles de campo de Chase McLaughlin, el pateador improvisado que no desaprovechó su oportunidad ante la lesión de Robbie Gould, pero al momento de ponerse la capa de héroe no le quedó. El novato falló el gol de campo que le daría el triunfo a su equipo en tiempo extra.
Su colega rival, Jason Myers, sí tomó la oportunidad en la última jugada, aunque con el empujón del que sigue en todas las pláticas por adjudicarse el MVP de la temporada, el pasador Wilson, que tampoco tuvo un trayecto sencillo. Lidió con las pérdidas de balón de sus compañeros y también fue interceptado en un momento crítico. Pero ejecutó movimientos maestros en los momentos indicados.
Con información de Excelsior