En Banco Chinchorro, el último bastión de conservación de arrecifes, no permitirá el aumento en el número de visitas, a fin de evitar la propagación del síndrome blanco.
La dirección de esta área Natural Protegida (ANP) ha negado el incremento de las actividades turísticas en el lugar de importancia medioambiental superlativa, a fin de evitar un impacto antropogénico.
Fernando Orozco Ojeda, director de esta reserva, indicó que la capacidad de carga del sitio es de 150 personas por día, lo cual significa que sólo pueden entrar 11 embarcaciones.
No obstante, en días recientes, algunas empresas han ingresados solicitudes de permiso de embarcaciones ante la Comisión Nacional de áreas Naturales Protegidas (Conanp), mismas que han sido rechazadas por la autoridad competente “Si éstas se aprobaran, los límites permisibles quedarían rebasados”, aseguró Orozco Ojeda.
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Banco Chinchorro es el único sitio arrecifal de todo el Caribe mexicano donde el síndrome blanco aún no ha penetrado, de acuerdo con el investigador Lorenzo álvarez Filip, quien ya trabaja en hipótesis explicativas.
A más de un año de que esta mortal enfermedad se detectara en México, este sitio sigue estando libre de la plaga.
“Desde septiembre del año pasado, cuando fuimos por primera vez a Chinchorro, encontramos que no había. En ese momento, decidimos que era una prioridad estar regresando regularmente para estar checándolo y estar viendo que siga en buenas condiciones”, comentó Lorenzo álvarez Filip, investigador de la UNAM, especialista en corales.
“En enero de este año y hace tres semanas regresamos, todo en colaboración con la Conanp, para darle continuidad a esto. Felizmente, pudimos ver que todavía no hay evidencia de que el síndrome blanco esté llegando, lo cual es una buena noticia, pero también una gran responsabilidad”, añadió.
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“El síndrome blanco no es una cuestión que sólo esté afectando a México, se está expandiendo a todo el Mar Caribe”, advierte el biólogo.
Hay distintos factores que pueden explicar esta anomalía en Chinchorro.
“El primero es que Chinchorro está separado a una distancia relativamente amplia, entre 30 y 40 kilómetros de la costa”, refiere el investigador.
El segundo es que existe un canal “muy profundo de agua”, el cual funge como una barrera natural que impide el paso a esta rara enfermedad.
La conjugación entre la distancia y el canal están resguardando y aislando a esta reserva biológica de los factores humanos que posiblemente estén causando esta enfermedad: vertimiento irregular de aguas residuales al manto freático, mares y demás cuerpos de agua de la región y aumento en la presencia de nutrientes en el mar y en la temperatura de los océanos, entre otros.
Por Ricardo Hernández