Atraen paisajes urbanos y aerosoles tormentas a las ciudades, también tendrían el potencial de producir vendavales y granizadas más fuertes, confirmaron científicos del Pacific Northwest National Laboratory del Departamento de Energía de Estados Unidos.
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El estudio, publicado en Atmospheric Chemistry and Physics, afirma que, al modelar dos tormentas, una cerca de Houston, Texas, y otra en Kansas City, Missouri, el científico atmosférico Jiwen Fan descubrió que, en la primera, el suelo urbano y los aerosoles trabajaron juntos para amplificar la frecuencia de granizo en aproximadamente 20%.
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En la segunda, una tormenta por lo demás más suave vio lluvias amplificadas y más duraderas que se desarrollaron antes, entre otros cambios.
“La novedad de nuestro estudio es que consideramos tanto el suelo urbano como los aerosoles juntos, en lugar de sus impactos separados”, dijo Fan.
En trabajos anteriores, los investigadores han demostrado que la tierra urbana da forma al clima, tanto por su naturaleza topográfica como por el calor que produce. Las ciudades suelen ser más cálidas que sus alrededores, porque los edificios no solo absorben y retienen el calor del sol de manera diferente a los árboles y las tierras agrícolas, sino que también bloquean el flujo del viento.
Atraen paisajes urbanos y aerosoles tormentas a las ciudades; cada ciudad es diferente
Fan modeló dos tipos diferentes de tormentas: para Kansas, una violenta, rotatoria y llena de granizo; mientras que, para Houston, una más suave, inducida por la brisa marina.
En Houston, las lluvias vespertinas aumentaron a medida que el suelo urbano y los aerosoles trabajaban sinérgicamente para amplificar las precipitaciones. Aquí los aerosoles jugaron un papel más importante en la mejora de las lluvias.
En el caso de la tormenta de Kansas City, el calor de la ciudad se llevó a favor del viento, donde se encontró con la tormenta ya formada en el límite norte urbano-rural. Cuando el aire más cálido y seco se encontraba con el aire rural más frío y húmedo, se intensificaba la convergencia, creando una mezcla turbulenta y una tormenta más violenta que se movía hacia la tierra urbana.
En contraste, los aerosoles no influyeron en el inicio o la propagación de la tormenta, ni tampoco influyeron mucho en el granizo por sí mismos. Pero en conjunto con el suelo urbano, amplificaron la tormenta.
Por ello, el científico concluyó que es importante considerar tanto el suelo urbano como los aerosoles al explorar el impacto que las ciudades tienen sobre el clima y los peligros asociados.
Con información de Agencia ID.