MÉXICO.- Debido a las medidas sanitarias para detener los contagios por Covid-19 en México, en el 2020 se han cancelado importantes rituales culturales como la celebración a la Virgen de Guadalupe. De esta manera, se espera no celebrar la Navidad, posadas, Año Nuevo y Día de Reyes como se venía haciendo antes. Esta situación podría causar enojo e inconformidad, afectando el estado anímico de las personas.
La pandemia limita la convivencia física entre familiares y amigos debido a la alta probabilidad de contagio durante reuniones. Según Germán Gómez Pérez, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los profesionales de la salud mental deberán estar atentos a los efectos de la población durante las celebraciones decembrinas.
El académico explicó, al haberse limitado episodios de enorme significado cultural, este hecho causó impacto en la vida cotidiana de un número elevado de personas.
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“Además, aunque el problema es visible, aún es muy pronto para precisar cuáles serán los efectos en la población afectada”, agregó.
Desde hace tiempo es bien sabido la influencia del invierno en el sentido anímico de las personas. Acorde a Verónica Alcalá Herrera, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, la depresión navideña está relacionada con los procesos de cierre de ciclos de vida y término de un año. Ello motiva a la reflexión sobre logros y pérdidas en la vida durante esta época.
Por su parte, Gómez Pérez consideró, el impacto de cancelar los rituales decembrinos no se debe psiquiatrizar etiquetándolo como desvaríos de la salud mental. Aunque acorde a estos eventos mayormente de tradición judeo-cristiana es común “buscar al culpable”, esto podría causar enojo e inconformidad.
Hace una década, según una encuesta, sólo el 30 por ciento de quienes hacían posadas añadían el ritual de peregrinos.
“Desde ese punto de vista el efecto por cancelar las posadas no es tan grande comparado con otras festividades rituales”, dijo el académico de la UNAM.
Asimismo, Gómez Pérez señaló, la Noche Buena ha perdido también su condición religiosa y se convirtió en sólo una reunión familiar. También, la fiesta de Año Nuevo perdió su ritualidad social debido a las nuevas generaciones como los millennials, quienes prefieren a amigos cercanos y no a familiares.
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Gómez Pérez afirmó, debido a las medidas para contener el virus como quedarse en casa y mantener distancia física se está limitando el “gregarismo prototípico” del mexicano. Esto puede afectar su estado anímico por atacar los rituales que consolidan su identidad. Sin embargo, las festividades se han ido renovado por medio del uso de Internet u otras alternativas para disminuir la falta de convivencia física.
Con información de Agencia