Los emblemáticos anillos de Saturno lo han convertido en uno de los planetas más reconocibles del Sistema Solar, pero estos se están esfumando y lo hacen a la tasa máxima estimada hace décadas con las observaciones de las sondas espaciales Voyager 1 y 2, informó ayer (18 de diciembre del 2018) la NASA.
“Como una lluvia polvorienta de partículas de hielo, bajo la influencia del campo magnético de Saturno”, los anillos están siendo arrastrados hacia el planeta debido a la gravedad.
El sexto planeta del Sistema Solar podría quedarse sin anillos en unos 300 millones de años, un periodo “relativamente corto si se compara con la edad del planeta” que es de más de 4.000 millones de años, indicó James ODonoghue, del Centro de vuelos espaciales Gorddard de la NASA.
La señalada como “lluvia de anillos” hacia Saturno se estima que drena una cantidad de agua que podría llenar una piscina olímpica en media hora, explicó el experto.
WeÔÇÖre seeing #SaturnÔÇÖs rings at just the right time. Scientists estimate that this spectacular phenomenon is no more than 100 million years oldÔÇöa short time during the life of the solar systemÔÇöand the rings wonÔÇÖt last forever. Learn more: https://t.co/KWDIKAbwmmpic.twitter.com/upQ9ZlV1wY
El hecho de si el planeta se creó ya con anillos o si se formaron posteriormente ha sido una de las interrogantes más comunes entre los científicos y las investigaciones más recientes indican como escenario más plausible esto último, pues no deberían tener más de cien millones de años.
ODonoghue consideró que probablemente los anillos de Saturno son temporales por lo que “somos afortunados” por ver el sistema de anillos en la mitad de su vida. Es “posible que nos hayamos perdido ver otros sistemas de anillos gigantes, por ejemplo en Júpiter, Urano o Neptuno, que en la actualidad tienen solo anillos delgados”.
La sonda espacial Voyager 1, lanzada en 1977, brindó los primeros indicios de que existía una “lluvia anular” sobre Saturno.
Estos famosos anillos están conformados por pedazos de agua helada que varían de tamaño, desde granos de polvo microscópicos hasta piedras de varios metros de tamaño, y que están atrapadas entre la gravedad del planeta que tiende a atraerlas y su velocidad orbital que las impulsa hacia el espacio.