Paramédico de la Cruz Roja es un 'héroe sin capa y sin superpoderes'

Por Enrique Huerta

CANCÚN, Q. Roo.- “Cruz Roja, emergencias, buenas noches”, responde por décimo quinta ocasión en la velada Héctor Aguilar, paramédico de la Cruz Roja, delegación Cancún. La noche de la entrevista resultó intensa ya que, en promedio, los radio operadores de esta institución atienden en el servicio nocturno entre 10 y 12 llamados.

Por la tarde hay un promedio de entre 25 y 30 servicios, de 3 de la tarde a 11 de la noche, pero es a las 6 de la tarde, en promedio, cuando aumentan los llamados, detalló el entrevistado.

El voluntario estaba en un pequeño cuarto con paredes blancas con mapas colgados, flanqueado de radios, teléfonos y tres monitores, uno para llevar el control de las ambulancias que despacha, otro para ver un mapa detallado de la ciudad y otro que muestra las señales de radiolocalización GPS que cada unidad lleva para poder localizar a los paramédicos en tiempo real y orientarlos en el camino.

UNA NOCHE AJETREADA

Héctor Aguilar se incorporó a la Cruz Roja en 1999, y esa noche fungía como radio operador.

Su función es recibir las llamadas de emergencia, ya sea las que llegan a través del sistema del C4 ÔÇôal marcar el 911ÔÇô o por llamada telefónica directa, luego envía la ambulancia más próxima al lugar para que atienda el servicio.

En medio de la tarea se comparó con un pulpo, pues debe estar pendiente de todo, de en un radio a otro, contestando el teléfono, revisando todo lo que requieran los demás.

Además de despachar los vehículos de socorro, también cumple la función de seguimiento de servicio, que es tratar de recolectar todos los datos posibles con dos objetivos: el primero, presentar un panorama a los paramédicos que fueron enviados para que sepan qué tipo de lesión tiene la persona, hacia dónde se dirige, si es trasladado a un hospital, a cuál va e incluso, saber si hay más gente que necesite atención, para que en caso de que así sea se envíen más unidades.

El segundo objetivo, expone, es tratar de tranquilizar a quien solicitó el servicio, pues en muchas ocasiones no reacciona conforme la situación lo exige.

ÔêÆHay que tener la cabeza bien fría, hay que ser muy objetivo y reconocer en una llamada de emergencia que la persona que está del otro lado de la línea del teléfono está pasando una situación que muy probablemente esté fuera de su control, ya sea por falta de conocimiento o de habilidad en el manejo de las emociones; regularmente es un familiar directo que te hablará desesperado o a veces con un tono de voz poco claro, pero como operador debes entender y ser lo más objetivo posible, para tomar el dato correcto, intentar tranquilizarlo y asegurarle que está llegando la ayuda, que vamos a ir a atenderloÔêÆ, dijo Héctor.

Reconoció que esto no es fácil, pues además de la capacitación en el manejo de las emociones y los talleres para sobrellevar el estrés que reciben en la Cruz Roja también cuentan los años de experiencia como paramédico y la vocación de servicio para lidiar con aquellos que lloran, gritan o insultan.

Tan sólo esa noche, una persona que solicitó una ambulancia le gritó, pero él no perdió la cordura, no se dejó llevar por las emociones.

Habló porque su familiar sufrió un infarto pero no estaba en el lugar de los hechos. Héctor preguntó su dirección y dijo no saberla, desesperó y comenzó a insultar, sin embargo se le dieron alternativas y la ambulancia fue enviada.

ÔêÆHay que saber que esa persona está viviendo l a emoción y no hay que engancharse y cortar la comunicación, aunque habría que hacer un llamado para que entiendan que también quienes atendemos somos personasÔêÆ, agregó.

CARENCIA DE VEHÍCULOS

ÔêÆEnterado, procede la número nueveÔêÆ, responde en el radio el entrevistado para explicar que envió una de las cuatro ambulancias para atender a una ciudad con casi un millón de habitantes. Se trataba de alguien que tenía dificultades respiratorias. Minutos después, reportaron otro caso similar, el cual fue canalizado a otro servicio de ambulancias.

Dijo que a veces no se dan abasto con cuatro unidades asignadas a servicios; ahí procede ver el rol de ambulancias que deben de cubrir particulares, pero debe estar pendiente de que si no se logra canalizar, si se desocupa una ambulancia de la Cruz Roja o entra otra en turno, se pueda enviar el el servicio lo más rápido posible.

En la línea 911 existe el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) donde tienen un listado de ambulancias particulares y de la Cruz Roja para coordinar y evitar la carga del servicio.

Si bien, comenta, todo paramédico de la Cruz Roja es capacitado para ser radio operador ÔÇôya que desde la capacitación les enseñan el manejo de las claves, el uso de los radios y los protocolos de atención en las llamadas y cómo darle seguimiento a las emergenciasÔÇô, hay que tener gusto por estar encerrado, prácticamente solo, para estar al pendiente del radio, de las unidades, de colocar la información en los sistemas correspondientes.

Aunque asegura que a veces se abruma y que le ha ayudado mucho leer, ver sus series de televisión y el contacto con sus hijos y la docencia.

PELIGROS AL BRINDAR AUXILIO

Héctor Aguilar, quien además de paramédico es ingeniero en sistemas y por las mañanas da clases de Informática en una primaria, también habla con emoción cuando recuerda cómo es salir a atender un reporte de auxilio.

Lo importante es saber a lo que vas y lo que enfrentarás; tienes que estar preparado, tanto académicamente como emocional y físicamente para no arriesgar tu propia seguridad. Hay emoción en la ambulancia, porque vas a cierta velocidad, vas en algunas ocasiones abriéndote el paso ÔÇôalgunos lo hacen, algunos noÔÇô, pero esa es la adrenalina del servicio, pero también tienes que ser frío y objetivo para poder atender a tu paciente de la mejor manera, dijo.

Sobre el incremento de actividad que le ha significado a la Cruz Roja el aumento de la delincuencia en Cancún, subrayó que hay un protocolo para proceder, en el que el principio es no arriesgar la vida de los paramédicos. También, resaltó, se envía a la unidad que esté emocionalmente más estable en ese momento y que no haya atendido anteriormente un servicio de alto impacto o con gran riesgo.

Estima que el año pasado dieron alrededor de 400 servicios de alto impacto a los cuales los elementos de la Cruz Roja respondieron, aunque actuando con el protocolo de seguridad.

SUS INICIOS

Héctor recordó que en una ocasión, cuando trabajaba como profesor, conoció a Luis Aguilar, quien era voluntario en la Cruz Roja, precisamente como radio operador voluntario.

Una vez tuvo necesidad de los servicios de la Cruz Roja y Luis estaba ahí y lo atendió, salió bien. ÔêÆÉl propiamente me ayudó a inscribirme en los cursos para ser parte de la Cruz Roja y he tenido grandes instructores e inspiradoresÔêÆ, agregó.

Con el transcurso del tiempo, asegura el entrevistado, la Cruz Roja lo ha hecho entender por lo que pasan las otras personas, e intentar siempre ser empático, además de ayudar a la gente que está sufriendo, “aunque suene a cliché”.

-Cruz Roja, Emergencias, buenas noches

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