La F1, entre ambulantes, revendedores y mirones
La F1, entre ambulantes, revendedores y mirones

Del Metro, miles descienden con una sonrisa en el rostro y son recibidos por un cártel del piloto mexicano Checo Pérez al usar las escaleras de la estación Ciudad Deportiva. Hay ambulantes, revendedores y mirones.

Ambulantes, revendedores y mirones se concentraron en las inmediaciones de la Ciudad Deportiva con motivo de la F1

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Y es que al salir del transporte, entran todos al Autódromo Hermanos Rodríguez, portan gorras, chamarras y mochilas relativas a pilotos y marcas del automovilismo deportivo.

Y por si alguien no traía su playera del momento, ahí están los vendedores ambulantes, sorteando a la Policía mientras ofrecen sus prendas y banderas del evento internacional.

Un poco más encubiertos, ofreciendo casi casi de persona en persona, están los revendedores de boletos.

Es esa fauna urbana que agota las entradas de estadios y conciertos para después negociar con aquéllos que no alcanzaron nada en taquilla.

Algunos visten camisas del evento para pasar desapercibidos entre el público.

Pero otros de plano ofrecen los boletos dentro de las propias instalaciones del Metro, ubicándose dentro y fuera de los torniquetes de salida de la estación.

Los mirones

Y para quienes de plano tampoco quisieron adquirir el boleto ni en reventa, siempre queda el puente peatonal que conecta al Foro Sol con el Palacio de los Deportes, sobre Av. Río Churubusco.

En el sitio decenas optan por permanecer sentados o de pie, e incluso recostados sobre las escaleras para intentar echar una mirada gratuita al evento deportivo, acosados por los ambulantes.

Entre ellos están Luis y su hermano Carlos, que se esfuerzan por observar un poco de la carrera.

“El escuchar el motor es una sensación indescriptibleÔǪ Tenía toda la intención de llevar a mi hermano, aunque fuera hasta atrás, pero ya no alcancé lugar”, dijo.

“Por un lado, está bien porque ya no gasté, ya le dije que para el otro año lo llevo porque no es lo mismo estar en un puente que en las gradas y con todo el ambiente de la afición”.

Así lo relató Luis, de 23 años, quien estudia en la Escuela Superior de Educación Física (ESEF).

Ximena también se encuentra en el lugar, aunque de forma fortuita; ella comenta que desconocía en qué consistía la Fórmula 1, pero pasó por el puente y se quedó viendo.

“Siempre pensé que era algo aburrido, pero no, el hecho de escuchar el motor es sinónimo de adrenalina”.

Baja el ánimo

Al final de la gran carrera, en el que Checo Pérez terminó tercero y Verstappen primero en el podio.

Los asistentes salieron hacia el Metro con un ánimo más bajo del esperado, pero felices de que su héroe quedó dentro del podio.

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