Alemania afronta una cuarta ola del COVID-19 con récords diarios de incidencia y bajo la situación contradictoria de un gobierno en funciones, parte del cual actúa ya como fuerza opositora, y una futura coalición aún en ciernes que tantea sus primeras pautas de actuación.

 

La canciller saliente, Angela Merkel, lanzó otra llamada de alerta en doble dirección, al estamento político y a sus conciudadanos, ante el repunte de contagios y tras registrarse el sexto máximo consecutivo de incidencia acumulada, 277.4 casos en siete días y 100 mil habitantes

 

El Ejecutivo federal y los poderes regionales deben “actuar muy deprisa”, afirmó, a través de un videomensaje a sus conciudadanos y en vistas a la reunión que presidirá el próximo jueves con los líderes de los 16 estados federados. Es preciso adoptar “medidas inteligentes”, afirmó, para “romper la ola de contagios” antes del invierno.

 

Junto a la llamada a la cohesión política, Merkel apeló de nuevo a vacunarse, a quien no lo hizo aún, y a acelerar la dosis de refresco, a aquellos a quienes les corresponde organizarla. En los últimos meses la evolución ha sido “decepcionante”, añadió, en alusión al estancamiento de la vacunación en Alemania, donde apenas un 67.5 por ciento de los ciudadanos tiene la pauta completa.

 

El mensaje de Merkel se produce en un momento de alarma tanto entre el sector sanitario, expertos e incluso medios de comunicación, que a diario elogian los “milagros” -término empleado tanto por el sensacionalista “Bild” como por el semanario “Der Spiegel”, español o portugués, con tasas de vacunación más altos, una vida pública normalizada y una sanidad pública más eficiente que la alemana.

 

Alemania está en una situación parecida a otros países del centro europeo, con una proporción alta de ciudadanía reacia a vacunarse y, a la vez, con una virulenta cuarta ola de contagios. Mientras algunos socios apuntan a nuevos toques de queda o confinamientos para la población no vacunada, como propone Austria, Berlín se mueve aún con timidez.

 

Ni el gobierno saliente de Merkel ni la coalición que quiere liderar el socialdemócrata Olaf Scholz con verdes y liberales se plantean implantar la vacunación obligatoria siquiera a los sectores profesionales más sensibles.

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