Nuestro país cuenta con una variedad impresionante de platillos tanto típicos, cuya composición puede resultar un tanto curiosa. Sobre todo, de acuerdo a cada estado, a sus costumbres, sus tradiciones y su historia es que se puede encontrar una diversificación más o menos extensa. La gastronomía oaxaqueña es uno de los ejemplo más presentes, ya que es resultado de los raíces y conocimientos indígenas.

Así, pues, no hay mejor momento para celebrar y reconocer las gastronomía oaxaqueña que en el marco del 90° aniversario de la Guelaguetza 2022, la cual se llevará a cabo los días 25 de julio y el 1.º de agosto en la ciudad capital Oaxaca de Juárez. Esta fiesta busca celebrar a uno de los estados más prósperos y pacíficos de nuestro país reconociendo su vasta riqueza cultural, artística, económica y gastronómica.

Aprovechando el marco de esta fiesta visitada por miles de turistas nacionales y extranjeros, es una oportunidad también para conocer platillos que provienen de tradiciones antiguas.

Chicatanas

Alrededor de los meses junio y julio, las chicatanas, que son hormigas voladoras, salen de sus hormigueros. Los recolectores cuentan con pocas horas para juntar a mano, el mayor número de ellas. Este tipo de hormigas se recolecta desde tiempos ancestrales y la forma más común de consumirla es asada sobre un comal de barro para después preparar salsa o en mole. Por la difícil tarea que representa la colección de este animal, sus platillos se cotizan entre los más costosos del mundo.

 

Mole amarillo con armadillo

Fiesta oaxaqueña que se respeta, ¡tiene mole! El mole amarillo es uno de los mayores representantes del arraigo entre las comunidades, ya que se produce entres regiones: los Valles Centrales, el Istmo y la Costa. Este platillo se trata de un conjunto de chiles, especias y vegetales que formarán una salsa y se acompaña con carne. Tradicionalmente, se prepara con carne de armadillo; sin embargo, por la dificultad en la comercialización, se ha sustituido con pollo o cerdo.

 

Tamales de iguana

Este platillo es una tradición de los alimentos gastronómicos tradicionales de los pueblos zapotecos que se encuentran en el Istmo de Tehuantepec. Usualmente, se consume alrededor de la Semana Santa y se prepara con maíz zapalote chico, manteca de cerdo, mole de semilla de calabaza, epazote, así como una variedad de especies. La comercialización de este manjar está penalizada; sin embargo, es un platillo típico de Juchitán, donde es común encontrarlos.

 

Caldo de piedra

Este platillo se preparaba antes de la llegada de los españoles, los hombres eran los encargados de cocinar este platillo para los gobernadores o la gente más distinguida de ese tiempo; sin embargo, la tradición actual dicta que las mujeres deben ser las condecoradas y este platillo expresa el reconocimiento hacia la figura femenina. Los ingredientes del caldo de piedra se sirve en frío (la cebolla, el epazote, el cilantro, el chile, los tomates molidos, el pescado, el camarón y el agua); sin embargo, la piedra del Río Papaloapan se calienta a la leña y logra cocer los ingredientes fríos al momento de servirse en una jícara.

 

Higaditos de fandango

Este guiso popular oaxaqueño se acostumbra servirlo en días de fiesta, ya que suele cocinarse en grandes cantidades, sirviendo como desayuno para todos los invitados al fandango, de donde recibe su nombre. Los ingredientes básicos son huevos, consomé y la carne cocida de guajolote, ajo, cebolla, jitomate y tomate verde para lograr un estofado tipo tortilla española que se baña en una salsa con mucho sabor.