La situación de los mineros atrapados en Sabinas, Coahuila, comienza a tornarse desesperante, pues han pasado más de 48 horas desde que ocurrió el derrumbe que dejó a diez trabajadores en el interior.
Los familiares, apostados a las afueras, claman a las autoridades acelerar las labores de rescate e, incluso, al ver nulos avances, han lanzado un ultimátum para advertir que uno de ellos bajaría a medir el nivel del agua y verificar las condiciones de la mina.
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Se calcula que el nivel del agua es de más de 30 metros en un túnel en una profundidad total de 60 metros a la que se encuentran los mineros. Sin embargo, los familiares consideran que aún hay esperanzas de encontrarlos con vida, debido a que se encuentran en una especie de campana en los pozos donde hay aire.
Pero urgen a acelerar el rescate, porque el tiempo es sumamente valioso en estas condiciones, por lo que en una ríspida reunión con funcionarios federales y estatales de Protección Civil reclamaron lentitud en el desazolve de agua y la tardanza en el ingreso del equipo de buzos.
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Creo que los buzos tienen miedo o están esperando a que haya una profundidad de 5 metros”, exclamó Santiago Cecilio Moreno Leyva, uno de los allegados de los mineros atrapados. “Mañana me van a autorizar, porque si no bajan los buzos, voy a bajar yo”.
“Quiero ver cuál es la profundidad, realmente cuánta agua se ha desazolvado y no estar midiendo con lazos, cómo lo están haciendo “, agregó.
El malestar prevalece en medio del calor del desierto y el polvo, porque son centímetros de agua lo que ha bajado el nivel. Hay desesperación.
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“Si los arrastró la corriente de agua a la campana hay esperanzas, pero también frustración por la lentitud del rescate”, señaló Blanca Rivera, prima y tía de los mineros José Moreno Rubio y José Moreno Junior.
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