RICARDO MONREAL
Checa la columna de Ricardo Monreal, en 24 Horas Quintana Roo

En las elecciones intermedias del pasado 8 de noviembre en Estados Unidos estuvieron en juego la totalidad de los distritos uninominales que componen la Casa de Representantes, la tercera parte del Senado, así como distintas gubernaturas estatales. Hasta el momento, los resultados reflejan una ventaja, aunque estrecha en algunos casos, para el Partido Republicano, identificado tradicionalmente como un instituto político conservador.

El futuro político de Trump

Sin embargo, como ocurre en cualquier elección, es necesario realizar una reflexión detenida que nos permita entender los resultados en su justa dimensión. En primer lugar, destaca, sí, la victoria del Partido Republicano, pero no se puede hablar de la “marea roja” que se pronosticaba.

En este contexto, cabe preguntarse qué papel desempeñó el expresidente Donald Trump y qué posición ocupa ahora que se tiene mayor claridad de los resultados obtenidos. Por un lado, se puede afirmar que el otrora mandatario, como figura política y aspirante a ocupar la Casa Blanca nuevamente en 2024, parece haber perdido fuerza: muchos de los candidatos que acompañó en el proceso no resultaron ganadores.

Por el otro, este resultado no deja de ser preocupante, pues refleja que amplios sectores sociales comparten las posturas reaccionarias trumpistas en temas como libertades individuales o manejo de la pandemia, que figuraron en la agenda del expresidente durante su Gobierno.

Por tanto, si bien aparentemente Donald Trump perdió fuerza al interior del Partido Republicano, su agenda política, social y económica parece estar recuperándola después de su derrota en los comicios de 2020, cuando el Partido Demócrata, abanderado por Joe Biden, se erigió con la victoria presidencial. Una señal que pronto se leyó como el fin del trumpismo.

Una segunda lección que interesa respecto al futuro político de Donald Trump es que en su mismo partido emergió una figura con posibilidades reales de disputarle la candidatura republicana a la presidencia. Me refiero a Ron DeSantis, quien gobierna el conservador estado de Florida desde 2019.

A partir de este momento, la atención recaerá en la disputa entre estas dos figuras. Además, no podemos descartar alguna acción radical, propia de Donald Trump, quien durante la jornada de votación presidencial puso siempre en duda la legitimidad del sistema electoral estadounidense, y quien, incluso, promovió el llamado asalto al Capitolio, para evitar la calificación de la elección en su contra.

El futuro de la principal democracia del mundo es incierto. Como ha ocurrido en otros países, el conservadurismo tiende a reformarse para recuperar fuerza y reposicionarse ante escenarios de incertidumbre. Las elecciones de esta semana nos dicen fuerte y claro que, si bien Trump ha palidecido, su proyecto está más vivo que nunca.

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