CARLOS RAMIREZ
La visita de la vicepresidenta Kamala Harris fue, así, un diálogo entre desiguales, pero con el detalle de que la Casa Blanca rebajó a México

En medio de una batalla política por la reformulación del Instituto Nacional Electoral, que fue llevada por el consejero presidente, Lorenzo Córdova Vianello, al centro neurálgico de la seguridad nacional de la Casa Blanca, la Segunda Cumbre de la Democracia del presidente Biden mostró la cola de una estrategia dominante de Washington.

El INE en los planes de Biden

La Segunda Cumbre –miércoles y jueves– pasó revista al cumplimiento estricto de más de 750 compromisos que Estados Unidos definió de cumplimiento absoluto para los países de la órbita política estadounidense, entre ellos, el apoyo económico de EU a medios críticos, subsidios a organizaciones caracterizadas como de reformadores demócratas y, sobre todo, la función de la política exterior estadounidense para defender elecciones libres y justas y procesos políticos inclusivos en otros países del mundo.

La gira de despedida del consejero presidente del INE a EU se colocó en el centro de la decisión extraterritorial del poder de la Casa Blanca para determinar cuál es la única democracia aceptada, de qué manera el Gobierno estadounidense va a financiar directa o indirectamente hay quienes la promuevan y convertir al presidente de Estados Unidos en el certificador de la democracia en otros países.

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La Segunda Cumbre por la Democracia refrendó, en palabras del presidente Biden, “el compromiso permanente” de la Casa Blanca con la renovación democrática en los países del mundo que quieran tener alguna relación política con EU.

En los tres años fiscales, Biden ha entregado 9 mil 500 millones de dólares al funcionamiento de la democracia y los derechos humanos en otros países en la lógica de los intereses de Washington.

Como en política no hay coincidencias, la gira de Córdova al centro de poder estadounidense se contextualiza en la Cumbre por la Democracia de Biden.

Zona Zero

  • Por lo demás, la Cumbre de la Casa Blanca coincidió con el tiempo estratégico de relanzamiento de la China de Jinping como eje político de la nueva guerra fría este-oeste. Han comenzado a aumentar los mensajes de advertencia de Estados Unidos a países aliados en el sentido de que la diplomacia americana no permitirá coqueteos con China, Rusia e Irán, cuyos tres jefes políticos han aumentado su activismo para extender su influencia en la América Latina que quiere ser regresada por EU a los tiempos de la doctrina Monroe de “América para los (norte)americanos”.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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