Red parrot in flight. Macaw flying, green vegetation in background. Red and green Macaw in tropical forest, Peru, Wildlife scene from tropical nature. Beautiful bird in the forest.

México enfrenta oootro problema comercial, ahora por la falta de un plan adecuado para proteger a la totoaba y la vaquita marina en el Golfo de California que puede llevar a un contrabando de especies.

Y es que especies silvestres mexicanas y sus derivados, cuyo comercio está regulado, se verán afectadas por un aumento de su tráfico ilegal, luego de la sanción impuesta por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que recomienda a los países miembros suspender el intercambio comercial con México en esta materia, destacan biólogos.

En una notificación emitida por la CITES el 27 de marzo pasado, se explica que dicha sanción deriva de “un plan no adecuado” de México para evitar la explotación ilegal del pez totoaba, endémico del Golfo de California y en peligro de extinción.

Y a su vez, evitar que “las embarcaciones no autorizadas entren en las áreas de refugio y de tolerancia cero de la vaquita (marina) y mantenerlas como zonas libres de redes de enmalle”.

Y es que la pesca de enmalle para capturar la totoaba provoca la muerte de la vaquita marina, también originaria del país, un cetáceo del que se estima que quedan menos de 10 ejemplares en el Mar de Cortés.

Cerca de tres mil 150 animales y plantas mexicanas están registradas en el marco del CITES y muchas de esas especies se exportan. Se trata de productos lucrativos como el cuero de cocodrilo, la caoba, las tarántulas, los reptiles de compañía, los cactus y otras plantas, cuya explotación regulada fomenta su cuidado y protección.

El doctor Felipe Amezcua, jefe de la Unidad Académica de Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló en entrevista con 24 HORAS que, además de las afectaciones económicas, las cuales serían millonarias, podría observarse un aumento en el comercio ilegal de dichas especies.

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“Se prevé que haya muchas afectaciones y pues simplemente México tendrá un impacto millonario, porque no podrá exportar especies protegidas, productos y subproductos de flora y fauna que están reguladas”, explicó.

Se ve un escenario un poco difícil, se dio esta sanción, que es una de las sanciones más grandes que se pueden emitir. Entonces, sí se ve un panorama complicado y sobre todo que la consecuencia será que aumentará el comercio ilegal”.

El experto destacó que, ante estas posibles problemáticas, la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio) sugirió realizar un análisis de la afectación económica y las repercusiones sociales que estas sanciones van a tener, así como determinar cuáles son las comunidades que serán más afectadas.

Respecto al reciente comunicado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), donde se anuncia que una delegación mexican acude a Ginebra a revisar la recomendación del CITES, apuntó que no hay mucho que las autoridades puedan hacer, pues sus labores de vigilancia, al menos en el ámbito de la pesca, no han sido efectivas respecto a la Vaquita Marina.

Concordó con él Israel Cervantes, biólogo que lleva once años trabajando con cocodrilos, cuatro de los cuales ha gestionado su granja de estos animales, donde cuenta con las tres especies que viven en México: Moreletii, caimán anteojos y el Acutus.

Cervantes hizo hincapié en la labor de los criaderos y granjas, pues se logró que las poblaciones de estos animales dejaran de estar en peligro de extinción, “esto se empezó a recuperar y ahorita su población ya ha crecido bastante bien, pero no estamos al 100%”, progreso que podría verse afectado, de cumplirse la sanción del CITES.

Añadió que “tampoco nos da chance de comercializar en nuestro mismo país y (…) hay granjas que tienen más de 800 cocodrilos”.

Además de la pérdida de fuentes de ingreso, se tendría que considerar la infraestructura y procesos para liberar a los animales.

Después las poblaciones van a salir a la ciudad o se van a acercar mucho y puede pasar un accidente mayor”, puesto que, explicó, los animales en cautiverio están acostumbrados a ser alimentados, necesidad que, de no verse satisfecha, puede desembocar en que ataquen a personas.