La divisa del poder
Por: Adrián Trejo
Correo: engranev@yahoo.com.mx // Twtter: @adriantrejo

El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Martí Batres, anunció una iniciativa para que haya tres periodos ordinarios de sesiones del Congreso en lugar de dos, como actualmente ocurre.

Los motivos de esta iniciativa, según Batres, es que el nuevo modelo político y económico que vive el país requiere de un Congreso más dinámico.
En parte es cierto.

Por décadas, el Congreso mexicano ÔÇôdiputados y senadores- sesionó sólo de septiembre a diciembre de cada año; el resto del tiempo el Poder Legislativo estaba representado por la Comisión Permanente en la que convergen legisladores de ambas Cámaras.

No hace mucho que se decidió que el Congreso tuviera un segundo periodo, que comienza el primer día de febrero ÔÇôluego de un mes de descanso- y termina el 30 de abril.

Este periodo se creó a partir del rezago del trabajo legislativo que había en cada Cámara y por la presión social ejercida debido a la inactividad de la mayoría de los llamados representantes populares.

La propuesta de Batres no es descabellada, pero disfraza el verdadero propósito de su iniciativa: tener al Congreso a la disposición de López Obrador para el momento en el que necesite que se legislen cambios a las leyes, incluida la Constitución.

Cierto que hay rezago legislativo acumulado de décadas, pero esos temas pendientes ni siquiera figuran en la agenda de Morena que todo lo derivado de otras administraciones echó al bote de la basura.

El caso es tener a la mayoría de los legisladores de Morena listos y acuartelados cuando se ofrezca una discusión y debate exprés.

El caso de la reforma educativa es un ejemplo de ello.

Como sabe, en una primera votación en el Senado, la fracción de Morena junto con sus aliados no pudo conseguir la mayoría calificada que se requería para aprobarla por la ausencia de un senador, Salomón Jara.

Ese voto no ejercido motivó que se convocara a un periodo extraordinario para sacar el proyecto de López Obrador, como finalmente ocurrió, pero a un costo mayor: tuvieron que aceptar algunas de las modificaciones que la oposición propuso.

Si el documento se hubiera aprobado en el periodo ordinario, no se habría encarecido la negociación ÔÇôel jueves de la votación todos los senadores de Morena estaban acuartelados por órdenes de Ricardo Monreal.

¿Que se necesita un tercer periodo? Sin duda, pero sería mejor si sólo fuera para que el Legislativo cumpliera con su trabajo y no fuera sólo una oficialía de partes.

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Dice Eric Cisneros, secretario general del Gobierno de Veracruz, que “la prudencia cuando es delito se convierte en complicidadÔÇÖÔÇÖ.

Y dijo que la advertencia va para todos los veracruzanos, “incluidos los medios de comunicaciónÔÇÖÔÇÖ.

Cisneros, suponemos, desde su alta estatura moral, será quien diga cuando la prudencia se convierte en delito.

Así que tendrá que investigar los dichos de López Obrador que a veces, cuando está de buenas, hace un llamado a la prudencia.

El funcionario veracruzano, sobre quien recaen las responsabilidades de la seguridad interior del estado, ya cayó en la desesperación o en la imprudencia declarativa, que podría ser, según sus sesudas reflexiones, un delito grave.

Por eso el estado está como está.
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Pero ahora no pasa nada.

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