Latitudes
Por Alberto Lati
Twitter: @albertolati

Ante el reciente torpedeo al que fue sometido por Michel Platini, quien fuera su mentor, y por Joseph Blatter, su antecesor, Gianni Infantino se reeligió en la presidencia de la FIFA apostando al mismo mecanismo de legitimidad con el que inició: rodearse de figuras del futbol.

Entre personajes como José Mourinho, Iker Casillas y Kaká, lanzó un discurso que no corresponde en absoluto con la realidad. Que la FIFA “ha pasado de ser tóxica, casi criminal, a ser lo que debe ser, una organización preocupada por el futbol”. Y qué mejor manera de proyectar esa prioridad al balón, que posando ante algunos de los personajes más relevantes del mismo.

Algo que ya efectuó cuando recién tomó la presidencia, invitando a jugar a la espléndida cancha que tiene la FIFA en sus instalaciones en Zúrich, a leyendas como Maradona, Van Basten, Puyol, Figo y Deco.

Sin embargo, no basta con codearse con cracks para limpiar al putrefacto organismo ni, mucho menos, para de verdad tener una política que centre el reflector en el juego.

Hoy la FIFA no dispone de un código de ética más eficiente que el de la era Blatter, algo promovido por el propio Infantino con las correcciones que forzó en el documento. Al tiempo, elevó el reparto de dinero a las federaciones (lo que le garantiza votos: clientelismo nivel FIFA), a sabiendas de que si un federativo se lo desea robar se lo roba. Por si faltara, tampoco es que su gestión haya hecho más que las anteriores por exigir a Qatar derechos laborales de quienes erigen los estadios o a Rusia numerosas nociones de derechos humanos al haber sido sede. Como remate, ese hombre que dice encabezar una organización sólo preocupada por el futbol, ha destrozado el Mundial con su esperpento de los 48 participantes porque lo que le interesa no el juego, sino los millones facturados ÔÇôen consonancia, imprescindible resaltar, con el destrozo que antes propició de la Eurocopa, al elevarla a 24 selecciones.

Platini ha dicho que Infantino “no tiene ninguna legitimidad, no es creíble como presidente de la FIFA. Ha vomitado sobre la FIFA durante diez años, todos saben que la criticó durante diez años”. Al tiempo, esta misma semana Blatter anunció que lo demandará por reunirse ilegalmente con el fiscal suizo que lleva el caso en su contra.

Por vueltas que le demos, la FIFA continúa en el mismo lugar. Eso sí, con el reelecto Infantino especializándose en el arte de proyectar una transparencia y una reforma que ni existen ni interesa a sus agremiados que existan.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.

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