zona hotelera
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Domingo. Zona Hotelera. Por momentos, Víctor no resiste, se desespera y mejor se aleja de Pepper’s, la taquería que desde hace apenas un mes atiende. Dice que lo hace para no contagiar el desánimo a sus dos compañeros de trabajo.

Y es que son las seis de la tarde y no han conseguido vender más que un burrito que comprara el personal de seguridad de algún local cercano “a precio especial”.

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A kilómetros a la redonda, Pepper’s es la única taquería abierta. Víctor, César y René son los meseros del lugar, las únicas personas a la vista.

Desde que cerraron la mayoría de restaurantes, hoteles y bares; desde que prohibieron las visitas a las playas para evitar aglomeraciones de personas y, por tanto, contagios de coronavirus, a nadie le interesa pasear por la zona hotelera de Cancún.

Contra todo pronóstico, los dueños de Pepper’s no planean cerrar como lo ha hecho más del 90% de los restaurantes de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres. “Y así nos mantendremos”, asegura César, otro de los tres meseros que aún reciben sueldo, aunque incompleto, pues son obligados a descansos solidarios.

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Fue el pasado 7 de febrero cuando inauguraron el establecimiento. “Todo estaba bien planeado para estar abiertos en temporada alta, venía el spring break. Teníamos un mes y medio para adaptarnos”, dice Víctor.

“Ya había arrancado bonito”, interviene César, de 38 años, único sustento económico para su familia compuesta de esposa, hija y nieto.

Y luego se registró el primer caso de coronavirus en la entidad, el 13 de marzo pasado. Casi de inmediato, recuerda Víctor, la afluencia bajó y dejaron de vender.

Así se mantendrán, en espera de que los turistas vuelvan a Cancún y todo regrese a la normalidad, aunque eso se prevé que sea hasta después de abril.

Para mayo se habrá levantado la restricción de movilidad en el país, pero quedará el impacto económico que tal vez volverá menos codiciadas las vacaciones en un destino en el que el gasto promedio se eleva por los mil dólares.

Por RICARDO HERNáNDEZ