CARLOS RAMIREZ
La visita de la vicepresidenta Kamala Harris fue, así, un diálogo entre desiguales, pero con el detalle de que la Casa Blanca rebajó a México

Desde el cubículo de los think tanks estadounidenses no se alcanza a ver la realidad. El informe sesgado de WOLA sobre el llamado militarismo mexicano dejó entrever que el Ejército tiene mucho poder porque participa en actividades sociales. Sin embargo, a los analistas de inteligencia de esa organización se les olvidó analizar un hecho que acaba de recordar una encuesta del diario español El País: el Ejército es la instancia gubernamental y social que tiene el mayor apoyo social: 86%.

Lo curioso es que la institución civil con alta confianza social es el INE y está localizada en tercer sitio con 77% de confianza, debajo de la Guardia Nacional. El dato cobra importancia por las razones del tiempo político: en una de las elecciones más competitivas de la historia, la sociedad confía más en las fuerzas armadas que en el organismo electoral.

Los análisis de los think tanks estadounidenses se deben leer en el escenario de los enfoques de seguridad nacional vinculados a organismos de seguridad estadounidenses. El análisis de WOLA nunca tuvo la preocupación de buscar los fundamentos legales, de tipo constitucional, que justifican la participación de las fuerzas armadas en labores de apoyo social.

El dato mayor ha sido siempre excluido de los reportes de inteligencia de los think tanks: México vive una crisis de seguridad pública que afecta la seguridad interior, entendida ésta como la condición del Estado democrático. En este sentido, las fuerzas armadas garantizan la erradicación de la inseguridad criminal para que el Estadio civil funcione sin interferencias.

En este sentido, los think tanks estadounidenses deben dejar de preocuparse por las actividades legales de las fuerzas armadas porque éstas cuentan con el apoyo mayoritario de la población.

Zona Zero

Se siguen acumulando evidencias de la participación del crimen organizado en crisis de seguridad en algunas plazas, con el único propósito de influir en la imposición de aliados. El asunto ya no es de seguridad pública, sino que tiene que ver con las funciones del florero de Bucareli en seguridad nacional: las bandas criminales están capturando partes del Estado con el apoyo, alianza o imposición de candidatos preferidos, sin que las autoridades de seguridad política del Estado tomen cartas en el asunto. Serían pedazos de narco Estado.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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