El vino aumenta el número de ciertas bacterias que protegen a los intestinos, reveló un grupo de investigadores del Kings College de Londres, Reino Unido.
Explicaron que los beneficios se asocian a los polifenoles, sustancia química que se encuentra en las uvas rojas, por ello existen en mayor cantidad en el vino tinto que en el blanco o en otras bebidas como la sidra o cerveza.
Se informó que tomar un vaso de vino tinto cada 15 días debería ser suficiente para notar la diferencia. Los investigadores destacaron que estos elementos no son exclusivos de bebidas alcohólicas.
Los polifenoles se encuentran también en frutas y verduras como lentejas, chicharos, guisantes, soja o tomate. Sin embargo, los que son del mismo tipo que los de las uvas rojas están en fresas, frambuesas y arándanos.
La investigación publicada en la revista médica Gastroenterology, analizó información de miles de personas en Reino Unido, Estados Unidos y Países Bajos.
A los participantes se les preguntó sobre su dieta y el tipo de alcohol que consumen, así los expertos observaron que la flora intestinal de los bebedores de vino tinto es más diversa que la de quienes no lo ingieren.
Los científicos no recomiendan el consumo excesivo, pues probablemente tendría un efecto negativo en las bacterias intestinales y en la salud general.
La investigadora Caroline Le Roy, dijo para un medio de comunicación que el estudio no permite establecer una causa directa, pero sí concluir que el vino tinto es la bebida alcohólica que más beneficios potenciales parece tener sobre los microbios intestinales.
Le Roy también dijo que una mejor flora intestinal puede ayudar a perder peso y a evitar problemas cardiovasculares.
Sabías que:
La variedad de bacterias intestinales que ayudan a los órganos aumenta según la cantidad de vino tinto que se consuma.
Sin embargo, lo recomendable por expertos es beber un vaso de vino cada dos semanas.
Los polifenoles, sustancia que se encuentra en el vino tinto, son micronutrientes que se piensa tienen propiedades beneficiosas y actúan como combustible para los microbios del intestino.
Cada vez hay más estudios que sugieren que ligeros cambios en la flora intestinal hace a las personas más susceptibles a enfermedades como:
Síndrome del colon irritable, enfermedades cardíacas y obesidad.
Incluso pueden afectar nuestro estado de ánimo y salud mental