KARINA AGUILAR

Qué cara habrán puesto los morenistas Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard cuando desde los escaños de la bancada de su partido se escuchó el grito de ¡Presidente! dirigido al coordinador parlamentario, Ricardo Monreal.

Y es que en la sesión del cierre de período ordinario en el Senado, el exsenador de Morena y también exdirigente del PAN acusó a Monreal de no cumplir su palabra y con ello no tener estatura para aspirar a absolutamente nada, ante lo cual el líder de Morena reviró que demostrará -en su momento- que será un gran Presidente, lo que le valió el aplauso y respaldo de sus correligionarios.

La felicidad de Monreal tras el grito fue imposible de ocultar; sin embargo, debe ser cauteloso y no echar campanas al vuelo, porque al parecer no todos los morenistas opinan igual, sobre todo cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es el encargado de placear a Claudia Sheinbaum, lo que la convierte en la aspirante más fuerte.

Recordemos que apenas unas semanas atrás, bajo el argumento de que ya no le daba tiempo de llegar, el coordinador de los senadores de Morena prefirió no asistir al informe que dio el presidente López Obrador en el Zócalo capitalino, donde el primer mandatario compartió aplausos con la jefa de Gobierno.

Pero Marcelo Ebrard también está haciendo su trabajo y no hay que olvidar que ya advirtió que no volverá a declinar a una candidatura; tampoco debemos perder de vista a quien pudiera ser el caballo negro, el actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, con quien parece que se retomó la política interna que no había existido en los primeros tres años de la actual administración.

Morena se formó con militantes del Partido de la Revolución Democrática, el PRD, un partido que se ha dividido en tribus, lo que le valió su desmantelamiento.

El mismo escenario se comienza a ver en Morena, donde la división entre esas mismas tribus que se trasladaron de un partido a otro, podría ocasionar que llegue a la elección de 2024 desunido y en medio de guerras internas que persiguen intereses personales; aunque aquí la diferencia es que mantienen al gran Tlatoani.

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Sin embargo, lo que ayudará a mantener a Morena en el poder no es su militancia y mucho menos su trabajo de Gobierno, quienes están haciendo el trabajo externo son los partidos de oposición y sus dirigentes nacionales.

Con sus afanes protagónicos y personales, Marko Cortés, líder panista, y Alejandro Moreno, líder del PRI, se esfuerzan todos los días por terminar con la poca unidad que queda en sus partidos y socavan la aspiración de líderes natos ante la imposición de candidaturas.

Atrás quedó la oposición y no hay duda que Marko Cortés y Alejandro Moreno son lo mejor que pudo pasarle a los aspirantes presidenciales, pero de Morena.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

 

@aguilarkarina