México no tiene una política migratoria propia; la que aplica, depende del humor de los presidentes de Estados Unidos.
¿Doblados otra vez?
Y no, no es por soslayar los esfuerzos que se hacen desde la administración federal, pero las acciones y declaraciones de nuestro propio Gobierno respaldan la afirmación inicial de este espacio.
Primero, siendo presidente electo, Andrés Manuel López Obrador abrió la frontera sur para caravanas de migrantes centroamericanos a los que prometió casa, salud y sustento.
¿Ya no se acuerda que fueron hospedados en la Ciudad Deportiva, fueron recibidos con mariachis y cada noche había una fiesta? ¿Ya se olvidaron las visitas de Claudia Sheinbaum, Layda Sansores, a los “hermanos centroamericanosÔÇÖÔÇÖ?
Con Trump en la presidencia, México aceptó contener con la Guardia Nacional la migración en la frontera sur; para ello destinó a 26,000 elementos castrenses.
Ahí están las cifras y declaraciones oficiales.
Ayer, desde Washington, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anunció que no se permitirá el libre tránsito por territorio mexicano a los migrantes que quieran llegar a Estados Unidos.
El próximo 23 de este, el Gobierno de Biden dará por concluido el Título 42, que fue un ordenamiento firmado en 2020 por Trump que permitía a las autoridades estadounidenses expulsar inmediatamente a migrantes sin posibilidad de que pidan asilo.
El Gobierno de Estados Unidos prevé que ello estimule una ola migratoria que ayer el Gobierno mexicano se comprometió, nuevamente, a contener.
¿A cambio de algo? Es pregunta.
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Por cierto, el presidente López Obrador realizará una gira por Centroamérica a partir del viernes próximo.
Visitará Guatemala, El Salvador, Honduras y terminará en Cuba.
Evidentemente el tema que interesa a los mandatarios centroamericanos es el de la migración, pero hasta ayer no se habían dado a conocer los temas de la agenda, solo los horarios de las entrevistas entre mandatarios.
López Obrador ha tratado de recuperar para México el papel del “hemano mayorÔÇÖÔÇÖ de los centroamericanos, pero no lo ha podido hacer porque, principalmente, no ha tenido los recursos financieros prometidos.
Porque eso de replicar programas como “Sembrando VidaÔÇÖÔÇÖ en un país como El Salvador, azotado por ola de violencia que ha obligado a la radicalización del Gobierno de Bukele, no es de mucha ayuda.
Como sea, López Obrador tratará de crear un frente común con nuestros países vecinos del Sur de cara a la Reunión de las Américas que se realizará en los próximos días en Estados Unidos.
Reunión a la que no fueron invitados Cuba, Venezuela y Nicaragua, pese a la “mediaciónÔÇÖÔÇÖ del mexicano.
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Hace una semana ya del enfrentamiento entre un grupo de trabajadores y un grupo de choque en la planta productora de cemento Cruz Azul en Tula, Hidalgo y, pese a tener 10 detenidos, las autoridades no han dado (o querido dar) con los responsables.
¿A poco es muy difícil determinar quién pagó los transportes para llevar a los presuntos porros? Cuestión de analizar quiénes están interesados en tomar a costa de lo que sea la planta de Tula.
¿Quiénes la han intentado tomar por la fuerza al menos en 4 ocasiones?
¿Quién pagó camiones, sueldos de golpeadores, comidas, camisetas rojas y hasta suministro de armas para atacar a los trabajadores de la planta?
¿Quiénes usaron en diciembre pasado a la policía estatal de Hidalgo para intentar tomar la planta, pero no pudieron hacerlo porque la autoridad reconoció la validez de un amparo a favor de los actuales administradores y el operativo se tuvo que cancelar?
¿Pues qué hay detrás de ese conflicto -además de los miles de millones de pesos- que la autoridad no puede ponerle punto final ni con 8 muertos y 10 detenidos?