El 16 de julio de 2004 una turba enardecida asaltó el Palacio Municipal de Cancún, en lo que se considera la peor crisis política de la historia de la joven ciudad, un episodio olvidado por cronistas y por la historia oficial, que ahora Eduardo Galaviz Ibarra rescata en su nuevo libro ¿Y todo para…?
Con documentos de la época, pero sobre todo con anécdotas de sus vivencias, Galaviz, quien entonces era secretario del Ayuntamiento, el encargado de conducir los trabajos de Cabildo, reconstruye aquel episodio que derivó en la declaración de la desaparición de poderes en el municipio, orquestado desde las altas esferas del gobierno estatal, a cargo de Joaquín Hendricks, gobernador de Quintana Roo.
Ese día, narra Galaviz en la obra, un grupo de personas, obreros contratados, irrumpieron en el Palacio Municipal. Y en unas cuantas horas, el Congreso, de manera ilegal, aprobó la desaparición de poderes en el Ayuntamiento, todo, con el objetivo de descarrilar al presidente municipal en turno, Juan Ignacio García Zalvidea alias “Chacho” Zalvidea, quien aspiraba y se le veía con posibilidades de gobernar Quintana Roo y desplazar al otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Chacho”, comenta Galaviz en entrevista, era un tipo carismático, que salió del PAN y se ofreció al PVEM, para competir en los primeros años del 200 por la presidencia municipal de Cancún. Y lo consigue, y con ello, el Partido Verde se coloca en el escenario político de Cancún, que nunca abandonaría y que cada vez tiene mayor presencia y fuerza.
Haberse salido del PAN y enfrentarse con la oposición le fue fructífero a corto plazo, pero perjudicial a la larga, dice Galaviz, en referencia a que pudo ganar las elecciones, pero a costa de que el poder del PRI y aliados echaran sobre él todos los esfuerzos por pulverizarlo políticamente.
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Recuerdan toma de ayuntamiento de Cancún
Esas disputas, apunta en el libro, se vieron desde el Cabildo, cuyas sesiones escalaron de tono hasta el grado de que algunos regidores presentaron, de manera irregular, sus renuncias, a fin de crear ingobernabilidad en el municipio y favorecer a Hendricks, aferrado en opacar las aspiraciones de “Chacho”.
Ante ello, tras el asanto al palacio que se da el mismo día de las renuncias, el Congreso interviene, declara la desaparición e inicia un proceso de pugna legal, ahora con la SCJN de por medio, que al final da la razón a “Chacho”.
“Esta no es una defensa de ‘Chacho’, porque él también cometió ilegalidades”, aclara Galaviz, en referencia a que nombró irregularmente como interino a Carlos Canaval, quien se dedicó a aprobar cambios de uso de suelo que se padecen hasta la actualidad y también, irónicamente, a ayudar al PRI a rebajar a Zalvidea.
La intención, remarca Galaviz, es advertir de los peligros que existen cuando un gobierno en el poder Ejecutivo es tan robusto que abarca y subsume a los demás poderes, algo que podría pasar en la próxima administración.
“Este episodio es un acontecimiento que marcó la historia de Cancún en distintos niveles. Primero, porque fue una acción no apegada a derecho, que tuvo una consecuencia en la vida política y democrática en Cancún y el estado. Y creo que las nuevas generaciones que no lo vivieron, tienen que saberlo, porque es un ejemplo de cómo cuando se tiene el poder absoluto, con dominio del Congreso, el Judicial, el Ejecutivo, es muy delicado”, dijo.
A casi 20 años del episodio, “Chacho” dejó de figurar en la escena política, algunos funcionarios aún se mantienen en activo, presencialmente o através de familiares y amigos, pero lo que queda pese a todo es el PVEM, advierte Galaviz.
Y el Partido Verde, concluye, ha sido el más pragmático, el más coherente, pues desde entonces mostraba sus intereses sobre el patrimonio del municipio y en el sector inmobiliario, que aún se le ve, acaso con mayor ambición ahora que detentan mucho mayor poder.
Con información de: 24 Horas Nacional
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