En todas las elecciones para gobernador registradas durante el sexenio lopezobraodorista, los mandatarios estatales de la oposición han jugado, por acción, omisión o sumisión, un papel fundamental.
Hoy Morena gobierna en 22 estados, más dos que son del Verde pero que en realidad responden a los intereses del partido en el Gobierno: San Luis Potosí y Quintana Roo.
Y podría sumarse uno más el domingo próximo, si la ventaja que dicen las encuestas lleva Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral se confirma.
La queja de los aliancistas es que el gobernador, Alfredo del Mazo, rindió la plaza desde hace un año.
Tal acusación se hizo en su momento al hidalguense Omar Fayad,al oaxaqueño Alejandro Murat, al campechano Carlos Miguel Aysa,a la sonorense Claudia Pavlovich y al sinaloense Quirino Ordaz.
Aysa es embajador de México en República Dominicana, Pavlovich cónsul en Barcelona y Ordaz embajador en España; los tres fueron priistas, hasta que llegaron las elecciones.
La pregunta ahora es: ¿qué hará Alfredo del Mazo el domingo en el estado de México?
Del Mazo es nieto e hijo de gobernadores de la entidad.
Los analistas locales aseguraban hasta hace no mucho tiempo que el mexiquense “bajo ninguna circunstancia’’ entregaría el estado a Morena, pues no quería pasar a la historia como el primer priista en perder el Gobierno de una entidad gobernada casi un siglo por el PRI.
El último bastión tricolor, pues.
La percepción ha cambiado diametralmente, sobre todo a partir de la queja del equipo de campaña de la candidata aliancista Alejandra del Moral, en el sentido que el apoyo del gobernador no se ha sentido.
Y no se refieren al apoyo económico, algo que todos los gobiernos hacen (sin que por ello sea correcto o válido), sino al apoyo en el discurso, el apoyo político, el moral.
La candidata aliancista ha trabajado todos los días de la campaña, sin pausa, con el respaldo de los líderes locales y estatales de PAN, PRI y PRD, pero sin el respaldo político de Del Mazo.
El resultado de la elección el domingo próximo en el estado de México dependerá en buena medida de la decisión que tome Del Mazo.
Un llamado suyo a la movilización de las bases priistas sería como el llamado que espera la tropa del general para la batalla.
¿Se atreverá el gobernador o lo veremos de embajador en enero?
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Dice el presidente López Obrador que el camino no es la violencia.
Pues debería comenzar por su mañaneras pues desde ese espacio se atizan el fuego a las diferencias ideológicas naturales en un país de 130 millones de habitantes.
De acuerdo a López Obrador, arrebatar mantas y quitar cartulinas es un hecho más violento que amenazar a los ministros de la Corte con ataúdes, algo muy típico de la mafia.
Si eso no es violencia, vivimos en mundos paralelos.
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El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, trae varios fuegos encendidos.
Primero, el tema de los agricultores que aparentemente sofocó, pero del que quedan brasas ardiendo porque el acuerdo no alcanzará para todos.
Es cuestión de días que el fuego se reavive.
Y después porque se compró un pleito con la Universidad Autónoma de Sinaloa y su rector, por temas presupuestales que vienen de años.
Al parecer, Rocha quiere replicar en su estado la intervención que trata de lograr el Gobierno federal en la UNAM, por las buenas y por las no tan buenas.
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