Acapara Chichén Itzá turismo arqueológico

Durante el primer semestre del año, las 15 zonas arqueológicas de Yucatán abiertas al público recibieron a un millón 450 mil 125 de visitantes, de los cuales, Chichén Itzá captó 74.5%.

Según estadísticas de Datatur, dependiente de la Secretaría de Turismo federal, a esta ciudad maya arribaron un millón 87 mil 566 personas durante el periodo de estudio.

Con base en dicha cifra, la zona arqueológica en Yucatán es la más visitada del país; le siguen Teotihuacán, Estado de México; Tulum, Quintana Roo; Monte Albán, Oaxaca; y Tajín, Veracruz.

En el panorama estatal, el segundo recinto maya con mayor aforo es Uxmal, que durante el primer semestre del año recibió a 123 mil 721 visitantes; también destaca Ek Balam, con 104 mil 25 personas.

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Acapara Chichén Itzá turismo arqueológico

De acuerdo con la dependencia federal, a Dzibilchaltún acudieron 34 mil 723 personas, mientras que Mayapán logró 29 mil 780 visitas y Kabah hizo lo propio con 22 mil 295.

Otros sitios arqueológicos de importancia son Izamal, que recibió a 12 mil 730 personas; Xcambó, a 12 mil 436; Aké, 9 mil 18; Labná, 6 mil 923; y Sayil, 5 mil 961. Con menos afluencia figuran Oxkintok, Acanceh, Xlapak y Chacmultún.

Si bien el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón, en el Paseo Montejo de Mérida, data de otra época, es uno de los recintos predilectos por el turismo cultural, pues de enero a mayo de este año recibió a 22 mil 769 visitantes.

LISTOS PARA LAS VACACIONES

Sobre este contexto, las zonas arqueológicas en Yucatán se alistan para recibir a miles de visitantes durante las vacaciones de verano.

Cabe destacar que apenas el pasado 7 de julio, la ciudad maya que alberga la pirámide de Kukulkán cumplió 16 años de haber sido nombrada una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

De acuerdo con el INAH, Chichén Itzá es famosa mundialmente por el juego de luz y sombra que en cada equinoccio ocurre sobre la escalinata del basamento piramidal de El Castillo, en el que, cada equinoccio, el sol, conforme asciende sobre el horizonte, ilumina la alfarda poniente de la estructura y crea triángulos de luz y sombra que parecen descender hasta la cabeza de serpiente en el desplante de la alfarda.

Este espectáculo muestra el gran nivel de conocimiento astronómico y arquitectónico que los mayas poseían, y que ha dado lugar a ser una de las culturas y regiones más estudiadas en torno a estos temas, además de la organización político territorial y la explotación de recursos.

Con información de: 24 Horas Nacional

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