Ebrard y el parto de los montes

El Frente Amplio por México tiene ante sí la grande y grave tarea de mantener el orden interno.

Orden, clave del Frente

No será fácil la negociación para integrar el equipo de campaña que será responsable de los eventos de Xóchitl Gálvez, a partir de marzo, cuando inicie oficialmente la carrera presidencial.

La senadora entregó la coordinación de la campaña a Santiago Creel, como reconocimiento después de que el legislador panista declinó continuar en el proceso de selección del Frente.

Es el único puesto entregado (Creel no ha dicho que lo rechaza), y será precisamente el panista quién dé el visto bueno a quienes se sumarán al tanque que busca derribar el muro de Morena.

No se conoce aún si Gálvez optará, como si lo hizo Morena en esta primera etapa, por la contratación de especialistas extranjeros en materia electoral, esos que se venden como los creadores de Presidentes y primeros ministros.

Xóchilt, conocedora de las nuevas tecnologías de la información, sabe del impacto que positivo o negativo que tiene una campaña en las redes sociales.

Por eso será importante conocer a quiénes serán los responsables de las redes sociales los meses previos a la campaña y después a la hora de los trancazos.

La hidalguense también deberá seleccionar con cuidado a sus operadores con medios nacionales y extranjeros.

Como se dice en marketing, Gálvez es un producto “que se vende solo’’, pero su desenfado, que resultó un gran imán para millones de mexicanos, deberá estar acotado y cuidado por un equipo de profesionales que no le quiten su esencia, pero que cuiden que no rebase ciertos límites.

La relación de la candidata con los diversos sectores de la sociedad también debe cuidarse.

Por ejemplo, la relación entre el gobierno y el clero está rota, no hay contactos y cuando los hubo, fue por actos protocolarios a los que no pudo escapar el presidente López Obrador.

No solo el clero católico sino todos los credos, a los que no se le puso atención, pero que ahora serán buscados por el valor de sus votos (sin ponderar, no vaya a ser).

No hay contacto con los pequeños y medianos empresarios; sus quejas y peticiones no fueron atendidas.

El Presidente decidió negociar con los magnates del país, creó con ellos un consejo asesor (al que después ignoró) y solo se reunió con los ricos del país para la foto o para pedirles una coperacha para la dizque rifa del avión presidencial.

Con el Consejo Mexicano de Negocios ha anunciado inversiones multimillonarias que no se han cumplido y nadie en el gobierno se ha encargado de comprobar.

Todos esos sectores requieren de la atención de los candidatos presidenciales; con Morena ya tuvieron una experiencia.

Xóchitl Gálvez tiene ahí una hoja en blanco que debe aprovechar, con orden y con el personal capacitado para ello.

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Ya ni la burla perdona.

Dice Mario Delgado que la Comisión de “Honor y Justicia’’ de Morena “se tomará muy en serio’’ la impugnación que hizo Marcelo Ebrard del proceso de selección del candidato presidencial guinda.

No le ganó la risa porque habría sido mucho ya.

Pero el que de plano se bajó del barco fue Ricardo Monreal, quien lógicamente ya no se quiso exponer a otra masacre de sus “amiguis’’.

Monreal dijo que no tiene caso competir por la Jefatura de Gobierno de la CDMX “porque la doctora Claudia Sheinbaum ya tomó una decisión’’.

Se refería, por supuesto, a Omar García Harfuch.